Obispos de Mozambique: ¿Por qué tanto sufrimiento?
- On 19 de junio de 2020
OMPRESS-MOZAMBIQUE (19-06-20) El misionero Francisco González, antiguo delegado de misiones de Coria-Cáceres, envía el comunicado de los obispos del país dirigido “a los hermanos y hermanas de Cabo Delgado”, la zona norte que está sufriendo ataques y violencia terrorista. El comunicado dice así:
“Queridos hermanos y hermanas de Cabo Delgado. La paz esté con vosotros. Con estas palabras, Jesús, mostrando sus heridas, saluda a sus discípulos escondidos en el interior de una casa, con las puertas cerradas por miedo a que también ellos pudiesen ser detenidos y ejecutados como le ocurrió a su Maestro. Son palabras que dan testimonio de la fuerza de la vida, del perdón y del bien. Son palabras que nos confortan en este momento en que nuestros corazones están llenos de tristeza al conocer tantas atrocidades que ocurren en vuestra provincia, veros a vosotros y a vuestros hijos andando por el bosque y buscar refugio lejos de casa, sin comida, sin ningún medio de subsistencia, con la única ropa que se lleva puesta y con el corazón lleno de amargura. Nos preguntamos: ¿por qué tanto sufrimiento? No encontramos respuesta, a pesar de reconocer que la causa de tanto sufrimiento tiene raíces profundas en el tiempo en que la población fue olvidada.
Mientras las instituciones parecen no estar a la altura de cumplir con el deber de aliviar tanto sufrimiento, nos llena de satisfacción y de afecto el gran esfuerzo y la capacidad de acogida que las familias y los ciudadanos corrientes saben ofrecer, ya sean los que viven en las áreas no afectadas por la guerra dentro de la provincia, así como en las provincias vecinas. Casas que acogen hasta 20 y 30 personas, y con ellas comparten la poca comida que tienen, el techo y las terrazas que no consiguen dar cobijo a tanta gente, se muestran como una clara manifestación de la grandeza de corazón de las personas que os acogen.
Esta acogida generosa por parte de la población que a veces no tiene recursos suficientes para ella misma, nos enseña lo que significa el amor y la solidaridad, nos llama la atención y nos impulsa a participar en este deber de ayudar a quien como vosotros está en tan grave necesidad. Por eso, con estas breves palabras nos gustaría haceros llegar el cariño y la solidaridad de todo el país, de cada una de las provincias y de las familias de este nuestro Mozambique y particularmente de las comunidades cristianas que por vosotros piden a Dios el don de la paz, pero que se quieren también envolver en una ayuda concreta. Procuraremos solicitar apoyos también fuera del país y daremos indicaciones para que las contribuciones sean canalizadas por medio de Cáritas, institución de la Iglesia Católica que es expresión de la caridad de los fieles y coordina las acciones más amplias que envuelven más comunidades locales.
En esta situación queremos aprovechar la ocasión para saludar y animar al Obispo de la Iglesia Católica de Cabo Delgado, Dom Luiz Fernado Lisboa. Él, que en medio de los tristes acontecimientos que os afectan desde hace ya mucho tiempo, fue la voz del pastor que alerta sobre la presencia de lobos que ponen en peligro al rebaño y que con sus palabras e intervenciones fue una gran ayuda para tomar conciencia de la gravedad de la situación y de tanto sufrimiento a que estáis sometidos, y ahora es gran promotor de una respuesta urgente a esta tragedia. Como hermanos en el Episcopado, nosotros Obispos Católicos, continuaremos a apoyar sus llamadas para aliviar este gran sufrimiento facilitando alimento y abrigo, pero también intervenir en las causas, no sólo para la reposición del orden, sino también y sobre todo con proyectos de desarrollo, de aplicación local de los recursos de la provincia con infraestructuras, trabajo y prestación de los servicios esenciales de salud y educación.
Que Dios Misericordioso toque los corazones de los que se volvieron causantes del mal e infunda en ellos el respeto por el Nombre de Dios y por la dignidad de las personas y os dé a todos los que estáis sufriendo consuelo y valor. María, Madre de nuestro Salvador, con su corazón de madre, proteja a nuestras familias y niños y nos ayude a encontrar el camino de la reconciliación”.