Nueva denuncia de la violencia policial contra los indígenas en Brasil

  • On 29 de octubre de 2025

OMPRESS-BRASIL (29-10-25) El Consejo Indigenista Misionero (CIMI), de la Iglesia brasileña, viene recogiendo desde hace años la violencia que sufren los pueblos indígenas en la defensa de sus tierras ancestrales. Una violencia que se repite sin importar de qué signo sea el gobierno de turno. El pasado 16 de octubre se vivió un nuevo atropello.

Entre los guaraníes y kaiowá, recoge el CIMI, se ha vuelto común escuchar un resumen inquietante de cómo se sienten con cada redada de la policía estatal contra las tierras recuperadas y las aldeas: “Nos tratan como animales… no somos bestias”. La frase proviene de una persona indígena de la finca recuperada Ipuitã, que se superpone con la Tierra Indígena Guyraroká, en Caarapó.

La Secretaría de Seguridad Pública del estado ha declarado que existe proporcionalidad en las acciones del Departamento de Operaciones Fronterizas (DOF), la Policía Rural y la Policía Antidisturbios. Asimismo, han afirmado que han estado respondiendo a incidentes reportados a través del número de emergencia 190. Los comunicados oficiales destacan la detención del sospechoso en la sede de la finca, donde se había instalado una base policial, y la violencia de los ataques, incluyendo intentos de atropello con fuga.

Los siguientes relatos describen los hechos ocurridos durante el ataque de la policía antidisturbios el 16 de octubre, con “disparos, gente corriendo, llorando, sangrando”. Al menos nueve indígenas resultaron heridos por balas de goma y envenenados por gas lacrimógeno; un niño de 14 años fue alcanzado en la cabeza y tres mujeres embarazadas enfermaron por el humo. Entre la construcción de chozas, destruidas sucesivamente por la policía y los tractores agrícolas, la recolección de leña para la hoguera y la vigilancia de los movimientos de los hombres armados, el principal desafío es mantenerse resilientes y no dejar que el odio con el que son tratados los persuada a sucumbir también al odio; esta es una preocupación que se debate en el proceso de recuperación de tierras.

“Uno de nosotros tiene que dar la vida para conquistar la tierra. En Nhanderu Marangatu fue así. Uno murió (Neri Guarani y Kaiowá) y entonces entregaron la tierra. Así es la justicia en este mundo. Nos tratan como animales. Si tiene que ser así en Guyraroká, moriré para dejar nuestra tierra, el hogar de nuestros ancestros, a mis hijos”, afirma un indígena que pidió al CIMI que no lo identificaran por temor a represalias.

En las primeras horas de la mañana del pasado 16 de octubre, en la finca de Ipuitã, antes mencionada, las tropas de choque de la Policía Militar comenzaron a escoltar tractores para romper el bloqueo que los indígenas habían establecido para proteger las tierras recuperadas y protestar contra el uso de pesticidas; se está preparando una nueva plantación de monocultivo. Las máquinas avanzaron sobre las chozas con la policía, tras escudos, lanzando bombas y disparando contra la comunidad. Los guaraníes y kaiowá recalcan que, a pesar de todo el sufrimiento, “no nos rendiremos. Seguiremos adelante. Tenemos muchos hijos. No quiero más policía aquí. Nos tratan como animales. Parece que nada en este mundo les impide tratarnos como perros, como animales salvajes. Solo necesitamos nuestras tierras”.

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