Nadie es un extraño, nadie es extranjero en la historia de la salvación

  • On 14 de abril de 2025

OMPRESS-ROMA (14-04-25) El Papa Francisco, en el texto de la homilía preparada para la Misa del Domingo de Ramos y pronunciada por el cardenal Leonardo Sandri, que presidió la celebración eucarística en la Plaza de San Pedro, habló de la figura de Simón de Cirene, un extraño que acaba cargando la cruz de Jesús.

Tras recordar cómo el Mesías “atraviesa la puerta de la ciudad santa, abierta de par en par para recibir a Aquel que, pocos días después, saldrá de allí proscrito y condenado, cargado con la cruz”, el Papa, haciendo referencia al relato de la Pasión, se centra en un desconocido cuyo nombre entra en el Evangelio de improviso: Simón de Cirene. “Sigamos sus pasos junto a Jesús”, propone el Papa, viendo cómo entre él y Jesús no se pronuncia palabra alguna: “Entre él y Jesús solo está el madero de la cruz”.

“Si recordamos lo que hizo Simón por Jesús”, medita el Santo Padre, “recordemos también lo que hizo Jesús por Simón —como lo hizo por mí, por ti, por cada uno de nosotros—: redimió al mundo. La cruz de madera, que el Cireneo sostiene, es la de Cristo, que carga con el pecado de todos los hombres. La lleva por amor a nosotros, en obediencia al Padre, sufriendo con nosotros y por nosotros. Este es precisamente el modo, inesperado y desconcertante, en el que el Cireneo se ve involucrado en la historia de la salvación, donde ninguno es extranjero, ninguno es ajeno”.

“¡Cuántos cireneos llevan la cruz de Cristo! ¿Los reconocemos? ¿Vemos al Señor en sus rostros, desgarrados por la guerra y la miseria? Frente a la atroz injusticia del mal, llevar la cruz nunca es en vano, más aún, es la manera más concreta de compartir su amor salvífico”. Y anima a tender la mano al que ya no puede más, a levantar al caído, al abrazar al desconsolado, a llevar la cruz “no al cuello, sino en el corazón”, y no solo la nuestra “sino también la de aquellos que sufren a nuestro alrededor; quizá la de aquella persona desconocida que una casualidad —pero, ¿es justo una casualidad?— hizo que encontráramos”.

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