Mopti, el agradecimiento de una Iglesia pobre y perseguida
- On 15 de octubre de 2025
OMPRESS-MALI (15-10-25) Desde la diócesis de Mopti, en Mali, han agradecido a las Obras Misionales Pontificias de España los casi 60.000 euros que recibieron gracias a la aportación al Domund de los católicos españoles. Se trata de una Iglesia que vive el cruel acoso del yihadismo islámico, la pobreza y falta de medios y la inestabilidad política.
Las Obras Misionales Pontificias de los cinco continentes crean un Fondo Universal con sus aportaciones desde el que se ayuda a los territorios de misión. Todos colaboran, incluso la Iglesia de Mali que, a pesar de su falta de medios, aporta más de 20.000 euros. Una generosidad extraordinaria en un país de África de minoría católica. Desde Roma, una vez asignadas las ayudas, se envían las órdenes de pago. Este año le ha tocado el honor de ayudar a Mopti a la Iglesia española.
El padre François Tégawendé Kafando ha escrito para agradecer estas ayudas. “Que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo descansen sobre cada uno de ustedes durante este mes misionero, octubre de 2025”, dice en su comunicación. “En nombre de toda la Diócesis de Mopti”, añade, “les rogamos acepten nuestro sincero y cordial agradecimiento por las subsidios ordinarias, los subsidios para catequistas, la instalación de energía solar en el convento de las Hermanas de Nuestra Señora del Lago Bam en Koro, y la instalación de un pozo con bomba solar en la Parroquia de Mopti-Ville, para solucionar el problema recurrente de la escasez de agua”.
Mali ha sufrido la violencia de diversos grupos yihadistas desde hace más de diez años. El centro del país, donde se encuentra Mopti, es un foco de violencia que se ha extendido a los países vecinos, Burkina Faso y Níger. Mons. Jonas Dembélé, presidente de la Conferencia Episcopal de Mali, explicaba hace unos meses a Fides, la agencia de noticias de las Obras Misionales Pontificias, que, en los últimos tiempos, la crisis se ha intensificado debido a las acciones de los yihadistas y la proliferación del bandidaje. “Como Iglesia en Mali”, señalaba, “nos vemos afectados por esta violencia, pero las acciones yihadistas afectan a toda la población maliense”. Y reconocía que “la situación más difícil afecta a la diócesis de Mopti, donde hay zonas a las que los sacerdotes ya no pueden acceder y donde algunas iglesias han sido profanadas. En otras zonas, ya no existe la libertad de rezar libremente: la gente puede reunirse en asambleas para orar, pero no puede cantar, por ejemplo. Además, los cristianos deben pagar el Zakhat, o Dhimmi, para seguir rezando”. También recordaba la larga tradición de diálogo de la Iglesia católica en el país: “Debemos mencionar el legado de los Misioneros de África, quienes, desde el inicio de la evangelización del país, han priorizado las escuelas como un lugar de encuentro donde niños y jóvenes musulmanes y cristianos se educan juntos. Actualmente, el 80% del alumnado de las escuelas católicas es musulmán”. Pero a pesar de las dificultades los fieles católicos de Mali son creyentes fervorosos. Del 30 de noviembre al 1 de diciembre, como todos los años, celebrarán la peregrinación mariana nacional a Kita., un santuario dedicado a Nuestra Señora de Mali, Reina de la Paz. Se encuentra en una colina donde está la parroquia más antigua de Mali. A pesar de que solo un 5% de la población es cristiana, la participación es muy alta, cuenta Mons. Dembélé: “Participan cristianos (católicos y protestantes) y musulmanes. Recuerdo a una mujer musulmana que vino a presentar a su hijo a la Virgen María, a quien previamente le había pedido la gracia de tener un hijo. Sus oraciones fueron escuchadas, y así se presentó en el santuario con su hijo, diciendo a todos: No soy cristiana, soy musulmana, pero María me ha concedido mi petición”. Ante la Virgen, todos rezan por la paz, un don de Dios.