“Misioneros por el mundo” en la selva ecuatoriana
- On 21 de octubre de 2022
OMPRESS-ECUADOR (21-10-22) La Selva del Chocó se encuentra en la provincia de Esmeraldas, Ecuador. Hasta esta zona de difícil acceso y sin servicios tan esenciales como el agua corriente, se ha desplazado el programa. Un lugar donde viven varias comunidades indígenas y también nuestros misioneros.
Tras dos horas en barca, “Misioneros por el mundo” encuentra en Santa María de los Cayapas a María José Carrero, una misionera comboniana de Ciudad Real, que lleva catorce años en Ecuador, seis de ellos en esta población de la selva. Al borde del río espera a los estudiantes que llegan al colegio, después de una hora por canoa desde sus casas. La mayoría proceden de dos etnias indígenas, los chachis y los afrodescendientes, llegados a Esmeraldas en el siglo XV.
Las clases en el colegio de Santa María de los Cayapas, fruto de un acuerdo Iglesia-Estado, se inician los lunes con un juramento a la bandera y una novena a la Virgen María, en preparación a las festividades de la patrona de la institución. La misionera se afana por crear una comunidad educativa donde todos ‒alumnos, padres, profesores‒ sientan como suyo el colegio, aunque lamenta la insuficiencia y poco nivel del cuerpo docente. Es la Iglesia Católica la que se ha ocupado de reforzar la educación en esta zona, donde no había nada, y sigue luchando por tener las condiciones que necesitan.
Entre las muchas dificultades que limitan el desarrollo en esta zona selvática, la misionera señala el aislamiento en las comunicaciones (no tienen carreteras ni conexión a internet) y la falta de agua potable y alcantarillado, por ejemplo. Esto lleva consigo la baja autoestima de la gente, que se siente segregada. Los misioneros, como dice Mª José, están para apoyar sobre todo a los jóvenes que con esfuerzo y disciplina luchan por cumplir sus sueños preparándose en la escuela.
Trinidad es una comunidad de afrodescendientes, que gracias a la labor de los misioneros, tiene ya tres catequistas que preparan a un grupo de niños para recibir los sacramentos Estas catequistas son para María José “las manos y el corazón” de los misioneros, donde ellos no pueden llegar. La misionera pide ayuda a los jóvenes españoles para reforzar la evangelización en esta zona de la selva ecuatoriana, donde les esperan 45 comunidades entre afros y chachis.
A orillas del río Cayapas se encuentra también Borbón, una zona con unos cincuenta pueblitos que desde hace unos meses atiende el misionero comboniano Pepe Barranco. Este sacerdote de Jaén llegó a Ecuador en 1983 para “anunciar el Evangelio y amar con obras concretas”, y cuando vio que la zona de Borbón llevaba tiempo sin ser visitada por ningún sacerdote, sintió la llamada a “evangelizar de nuevo allí”. Su deseo ahora es formar “una buena comunidad católica que ayude al pueblo, que evangelice, que haga lo que haría Cristo”.
El padre Pepe cree que ahora es fundamental educar a los niños y para ello cuenta con una única maestra que atiende a todos los niños, de diversas edades y cursos, en la única escuelita. También son importantes los “animadores misioneros”, para crear esa comunidad católica con la que sueña y que confía al Espíritu Santo, que es quien “lleva la Iglesia”.
El misionero español visita también a la gente de La Pampa, uno de los pueblos que estaban más abandonados y cuya capilla fue destruida hace unos años. Pepe coincide con María José, su compañera comboniana, en que “hacen falta más misioneros, más jóvenes”, que se animen, porque “no perderán nada y ganarán mucho”. El misionero concluye: “Dudo que haya tanta gente feliz como yo a pesar de no tener nada”.
“Misioneros por el mundo” que Trece realiza con la colaboración de Obras Misionales Pontificias, se emite los viernes a las 21:30h. Una vez emitidos, pueden verse también en el canal de Youtube OMP en los Medios.