Misioneros Javerianos, anunciar el Evangelio a quienes no han oído hablar de Cristo

  • On 12 de noviembre de 2025

OMPRESS-MADRID (12-11-25) Obras Misionales Pontificias ha entrevistado al provincial de los Javerianos, el padre Rolando Ruiz, para conocer más a San Guido Maria Conforti, el fundador de esta congregación que tenía tanto amor a la misión que quiso hacer de cada uno de los Javerianos, otro San Francisco Javier. A continuación algunos extractos de esta entrevista que pueden ver aquí.

“A Conforti no se le conoce mucho porque, cuando él nos funda, su deseo más grande era que hablásemos de Cristo. De hecho, somos Javerianos, pero tampoco hablamos mucho de San Francisco. Javier. Hablamos de Cristo. Es ese Cristo que muere en la cruz, pero que muere queriendo salvar la humanidad. Él se identifica con un Cristo que da su vida por la humanidad. Y entonces tiene una sed hermosa, preciosa de llevar el Evangelio, sobre todo a aquellos que no le conocen”

“Los Javerianos tenemos un fin exclusivo y es el anuncio del Evangelio a los no cristianos. Y esto lo hacemos con un voto. El cuarto voto. Dedicar nuestra vida enteramente al anuncio del Evangelio a los no cristianos. Un poco como lo de Teresita de Niño Jesús. Ella, desde su Carmelo, consagró su vida, sus oraciones por los misioneros, por este anuncio del Evangelio. Nosotros, aunque no estemos en tierra de misión directa, nuestra vida está ofrecida a Dios, como decía Conforti, como un holocausto, para que se lleve adelante esta tarea bellísima de llevar el Evangelio al mundo entero”.

“Él nace en 1865. Nace en un pueblito de Parma, en Italia. 31 de marzo y a los 11 años se encuentra con un Cristo en la ciudad de Parma, donde iba a estudiar la escuela. Este Cristo estaba en la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz. Y él dirá más tarde: yo lo miraba y Él me miraba y parecía decirme tantas cosas. Esto lo va a revelar con el tiempo. Mucho tiempo después. Entonces él pide entrar al seminario contra la voluntad de su padre, que era un agricultor, un hacendado, pues de importancia. Podríamos decir que venía de una familia que tenía dinero, de fe, pero que tenía dinero. Y les era imposible ver a su hijo, a Guido, en el seminario. Pero él quiso entrar con todo su corazón y a la edad de 15 años, estando en el seminario, un compañero le presta la biografía de San Francisco Javier. Encuentra así esa llamada a hacerse misionero, como Francisco Javier. Le pide a un jesuita formar parte de la Compañía de Jesús para seguir los pasos de Francisco Javier”.

“Este santo misionero moría en la isla de Sanchuan, a las puertas de China, queriendo entrar en China. Conforti tenía el deseo de continuar esa obra e ir a China. Pero el jesuita, con mucha razón, que no se puede entrar con condiciones al noviciado. Y él dice: O misionero o nada. Así que continúa toda su formación. Tuvo una crisis de epilepsia, la cual le impedía ser sacerdote, ser ordenado sacerdote, pero creían mucho en su vocación los formadores. El obispo Muti, que era quien le acogió en Parma en ese entonces le creía y lo hacen vicerrector al terminar la Teología. Él va a una Virgen de Parma, le pide este favor y desaparece la epilepsia. Y es ordenado sacerdote y él pide a su obispo ir como misionero un sacerdote, porque había sacerdotes en misiones. Su obispo no le da el permiso y pasan años y 1894 escribe una carta al cardenal prefecto de Propaganda Fide, diciendo que desde sus años más tempranos quiso ser siempre misionero, pero cosas fuera de su voluntad lo habían impedido. Tiene el audaz proyecto de fundar una congregación dedicada exclusivamente al anuncio del Evangelio a los no cristianos. Y bueno, fue aceptada en 1895, el 3 de diciembre, fiesta de San Francisco, nuestra congregación. En ese entonces era el Instituto Emiliano de las Misiones Extranjeras, porque era la región de Reggio Emilia, pero luego se convierte en la Sociedad de San Francisco Javier”.

“Una cosa muy bonita que la toma de San Anselmo es que el que hace voto es como aquel que da el árbol entero. Quien no hace voto da los frutos, pero no el árbol. ¿Entonces, qué es la obediencia? Pues para mí la obediencia es hacer lo que Dios quiere de mí, no decidir yo lo que yo quiero hacer. La palabra de Dios me inspira. Los acontecimientos me inspiran. Lo hablo con mis superiores y entonces mis superiores me dirán esto es lo que queremos para ti, dentro del proyecto de la congregación. Queremos que tú vayas a tal lugar o a este. Ejemplo: Yo quería ir a Bangladesh, mi sueño fue Asia, no África. Y me encuentro en África desde hace un montón de años. Yo quería que Dios me mostrara lo que Él quería a través de mis superiores, pues me he dado cuenta de la cosa más bella. Cuando obedeces eres siempre feliz, cuando no haces tu voluntad, sino la voluntad de Dios, entonces eres feliz. Esto nos invita a una mayor fe, una fe muy grande, porque le dices a Dios: haz de mi vida lo que tú quieras. Yo he vivido en Camerún seis años, en Chad nueve años y en Marruecos últimamente cinco años. No son muchos años, son 21 años en África. Hubiese querido quedarme en Chad cuando me dijeron que viniera a España. Queremos que te quedes en España para hacer animación misionera. Yo dije pero en España, qué voy a hacer en España. Aquí he vivido la experiencia de entusiasmar a tantos chicos y chicas jóvenes con experiencias de misión en verano en Chad, en México, en Ceuta, en Marruecos…”.

“La misión no tiene un lugar preciso, lógicamente, donde yo he vivido mi misión, esa es mi experiencia, pero la misión es mucho más grande, es la misión de Dios y es una misión preciosa. Recuerdo la primera vez que fui a Marruecos, estando aquí en España llevando a jóvenes. ¿Cómo se vive la misión en un país de 99,9% de musulmanes? Ahora estoy viviendo una cosa novedosa, lanzar a nuestra congregación, aunque muy pequeña, a una presencia en medio de musulmanes. Somos tres javerianos en Marruecos. Nosotros anunciamos el Evangelio. Hay dos maneras de anunciar el Evangelio. De una manera explícita y otra implícita. Explícita es cuando tú hablas directamente de Jesús. Hay una manera implícita. Creo que una de las cosas más bellas que he descubierto es sentirme plenamente cristiano en Marruecos, con mis hermanos musulmanes. ¿Por qué? Porque jamás he negado ser cristiano. La primera cosa que te preguntan, ¿tú rezas? Porque ellos no ven que nosotros recemos. Ellos rezan cinco veces al día. Claro que rezo. Ellos ven solo el domingo. El encuentro de los cristianos en la en la iglesia, mientras ellos se ven en las mezquitas cinco veces al día”.

“Hay un hombre que me gusta mucho, un franciscano marroquí, que ya falleció. Nació musulmán, se hizo cristiano, luego fue consejero de Pablo VI en Nostra aetate, el documento sobre las relaciones con las religiones no cristianas. Él preguntaba qué espera un musulmán de un cristiano. Espera una persona transformada por su encuentro con la trascendencia que lo ha vuelto una persona agradable. Lograr hacer que en mi entorno mis hermanos musulmanes se acerquen a mí, me pidan una oración, me pidan algo porque soy cristiano y porque de alguna manera vivo lo que ellos han leído en el Corán sobre Jesús. El amor, la misericordia. Eso es evangelizar. Es invitarme a vivir más el Evangelio para ser testigo, testigo real”.

“Nosotros como misioneros Javerianos, vamos a iniciar una nueva comunidad donde no hay nada. Ahí nos ponemos y luego crece una comunidad y luego crece una parroquia. Una vez que ya ha crecido, la dejamos en la diócesis y nos volvemos a ir a otro lugar, al estilo de San Francisco Javier. Lo nuestro es el primer anuncio. Y esto pasa a través de aprender la lengua del otro, aprender la cultura, aprender los valores y cuando ellos descubren que tú hablas su lengua, que tú entiendes sus valores, su cultura y que tú puedes traducir de alguna manera el Evangelio, ellos captan algo. A mí me ha pasado. El misionero se convierte en un testigo de la acción de Dios en el otro, y el misionero acompaña. Recuerdo a una mujer que vivía su religión tradicional africana, ya muy mayor, viuda. Me dice: quiero ser cristiana. ¿Y por qué? Bueno, un sueño. Vio una llave. Se repitió este sueño y la tercera vez hizo esa llave. Es la llave del reino. Llamen al misionero. Que venga aquí, que yo quiero ser cristiana. Y yo he acompañado esta mujer. Ella quería ser bautizada. Le dije: Tienes que conocer el Evangelio, tienes que descubrir a Jesús. En este proceso, yo no he hecho nada, no la conocía. Dios la ha llamado. François es un chadiano, un misionero Javeriano, con quien he vivido cinco años. Él es el primer cristiano de su familia. Su padre era polígamo y su padre no quería ni siquiera que fuese cristiano. Y menos sacerdote, y menos misionero. Nunca hay que olvidarse de los que nunca tendrán ocasión de encontrarse con el Evangelio”.

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