Misión y ofrecimiento: Enfermos Misioneros
- On 10 de febrero de 2023
OMPRESS-MADRID (10-02-23) Mañana, día de la Virgen de Lourdes, se celebra la Jornada del Enfermo un día para estar cerca de las hermanas y hermanos más necesitados de cercanía y consuelo. La Obras Misionales Pontificias impulsan “Enfermos Misioneros”, una unión de oración y ofrecimiento, con la que ellos son los protagonistas. Porque la Iglesia misionera siempre ha sido muy consciente de lo que afirma el Papa Francisco en su mensaje para este Día del Enfermo: “No vale solamente lo que funciona, ni cuentan solamente los que producen. Las personas enfermas están en el centro del pueblo de Dios, que avanza con ellos como profecía de una humanidad en la que todos son valiosos y nadie debe ser descartado”.
Así, muchas personas enfermas, a través de su oración y su ofrecimiento, viven de cerca la labor misionera de la Iglesia. Mediante el tríptico de “Enfermos Misioneros”, una sencilla publicación bimensual, hacen un ofrecimiento sincero de su día a día, algo que, después de todo, debería ser propio de todo cristiano. Francisco, un enfermo de Granada, reconocía que “todos los días ofrezco mis sufrimientos y obras por la Iglesia, tengo ese sentido misional, y, por eso, de siempre, Santa Teresita del Niño Jesús, es una de mis santas predilectas”. Catalina, de Palma de Mallorca, explicaba que ha querido siempre “ofrecer mis obras, oraciones y sufrimientos por la santificación de los misioneros, por el aumento de su número y por la extensión del mensaje salvífico de Cristo en las misiones. Ofrecimiento que hago todos los días”. Se trata de pequeños gestos, humildes, pero llenos de sinceridad y de fe.
Manuel Lozano Garrido, más conocido como el “beato Lolo”, fue desde su silla de ruedas, a la que estuvo atado 25 años, periodista y también “enfermo misionero”. Tenía un mapa con el que recordaba a los muchos misioneros que conocía y, además, sabía “hacer ver a Jesús” a aquellos con los que se encontraba. Así lo manifiesta una persona que solía visitarlo: “Me habló de un Dios Padre que comprende y perdona; me habló de la necesidad de dar testimonio cristiano, de lo indispensable que es el amor por los demás… y yo, cada vez que lo visitaba, me iba sintiendo más alegre, encontrando la felicidad que buscaba…”.
Para quien quiera bajarse el pdf de esta sencilla publicación lo puede hacer aquí, en la web de las Obras Misionales Pontificias. Gira en torno al fuerte convencimiento que todo cristiano debe tener y que de forma tan hermosa expresaba San Pablo: “Nada, ni siquiera el mal y la muerte podrá jamás separarnos de Él”. Contiene una pequeña reflexión, de cara a la Jornada del Enfermo. Acompaña a esta reflexión una intervención del Papa Francisco sobre el valor de la Unción de los Enfermos, como sacramento de la presencia de Jesús mismo, “que nos toma de la mano, nos acaricia como hacía con los enfermos y nos recuerda que le pertenecemos y que nada —ni siquiera el mal y la muerte— podrá jamás separarnos de Él”.
También se recoge el testimonio del misionero comboniano Giuseppe Ambrosoli, beatificado el pasado 20 de noviembre. Este misionero médico fundó el gran hospital de Kalongo, en el norte de Uganda. Para él el quirófano, no era sino la continuación del altar, y cómo, lo cuenta él mismo, en un momento de guerra civil en el país, en la homilía de una misa, mientras se oía el eco de disparos y bombas, les decía a sus enfermos: “¿En quién esperar, a quién volverse sino a ese Cristo que antes de nosotros sufrió injustamente la persecución y la muerte para salvarnos, y cuyo Sacrificio se renueva todavía hoy en ese altar?”.
La oración recogida en este tríptico, es una hermosa oración rusa: “Perdónanos a todos, bendícenos a todos, ladrones y samaritanos, a los que caen en el camino y a los sacerdotes que pasan sin detenerse, a todos nuestros vecinos, a los verdugos y a las víctimas, a los que escuchan y a los que son malditos a los que se rebelan contra Ti y los que se inclinan ante tu amor. Llévanos a todos en Ti, Padre Santo y Justo”.