“Millones de niños y niñas necesitan de vuestra oración, sacrificio y amor”

  • On 15 de enero de 2021

OMPRESS-SANTIAGO DE COMPOSTELA (15-01-21) El arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Julián Barrio, escribe a las niñas y niños de su diócesis con motivo de la celebración de la Jornada de Infancia Misionera este domingo animándoles a que, con Jesús, traten de ser misioneros mirándole y viéndole en los demás niños.

La Iglesia el día 17 de este mes celebra la Jornada de la Infancia misionera. Cuando todavía percibimos los ecos del nacimiento de Jesús que nos anunciaba el amor de Dios, os escribo para que, fijándoos en Él, le ayudéis a ser mensajeros de ese amor, buena noticia, que ha de llegar a todos los niños del mundo.

Este año vamos con Jesús a Nazaret, para descubrir cómo discurría su vida junto a María y José en el entorno familiar. Vemos que Jesús, Niño Dios, crece en la sencillez y en la humildad del hogar de Nazaret donde el sol del Amor brillaba todos los días aún en medio de las dificultades. Allí vivió en la obediencia filial a su Padre celestial, dejándose enseñar por María y José. Después de visitar el templo por la fiesta de la Pascua donde escuchó e hizo preguntas a los maestros que admiraron su talento y las respuestas que daba, nos dice el evangelista Lucas que ‘bajó con María y José y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todo eso en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres’ (Lc 2, 51). Está sujeto a ellos porque María y José están sujetos a Dios. ‘El núcleo familiar de Jesús, María y José, dice el papa Francisco, es para todo creyente y en especial para las familias, una auténtica escuela del Evangelio… Aquí aprendemos que todo núcleo familiar cristiano está llamado a ser iglesia doméstica para hacer resplandecer las virtudes evangélicas y llegar a ser fermento de bien en la sociedad’. Es necesaria una sana vida espiritual donde se mantenga la presencia de Dios orientándonos con su luz y fortaleciéndonos con su bendición. Decir vida espiritual significa vida de oración, de escucha de la Palabra de Dios, de vida sacramental, de amor a Dios y al prójimo, y de trabajo. El taller de José es símbolo de ese otro taller en el que con Jesús hemos de conformar nuestra personalidad siempre en esa actitud de aprender en la vida de cada día.

¡Somos una familia! Tenemos una familia en el hogar en que vivimos y de la que forman también parte los familiares cercanos. En ella aprendemos a querernos y ayudarnos. Pero tenemos otra gran familia: la Iglesia en la que debemos ocuparnos de nuestros hermanos, especialmente de los más necesitados: la familia es iglesia doméstica y la Iglesia es familia de Dios en el mundo.

Acoger el espíritu misionero nos lleva a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de los demás y anunciarles la buena nueva del Evangelio. Siempre me alegra vuestra presencia y participación en la catequesis y conocer vuestras iniciativas e inquietudes. También en esta ocasión quiero recordaros que sois los pequeños misioneros que imitando a Jesús comunicáis que Dios nos ama, una noticia que tiene que llegar hasta el confín de la tierra. Aunque las dificultades no sean pequeñas, no debemos acobardarnos confiando en la providencia de Dios Padre que está siempre pendiente de nosotros. De manera especial en esta pandemia en la que los niños del mundo también se han visto afectados, hemos de pensar en ellos y tratar de ayudarles con nuestra aportación económica.

El papa Francisco recuerda que ‘la Jornada de la Infancia Misionera es la fiesta de los niños que viven con alegría el don de la fe y rezan para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo’. Con Jesús en Nazaret tratad de ser misioneros mirándole y viéndole en los demás niños. No olvidéis que estáis ayudando a millones de niños y niñas que necesitan de vuestra oración, sacrificio y amor, ayudándoles a conocer a Jesús y a tener una buena formación. Ellos esperan vuestra respuesta. Rezamos por los misioneros y misioneras. Os lo agradezco también en su nombre. Pido que el Niño Dios os bendiga a vosotros, a vuestras familias y a nuestra Diócesis. Recemos unos por otros, encomendándonos al patrocinio del Apóstol Santiago el Mayor en este Año Santo Compostelano”.

 

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