Miles de personas en la apertura del Congreso Americano Misionero
- On 20 de noviembre de 2024
OMPRESS-PUERTO RICO (20-11-24) Con una celebración Eucarística multitudinaria tuvo lugar ayer la apertura solemne del Sexto Congreso Americano Misionero (CAM6), que hasta el próximo domingo, 24 de noviembre, se desarrollará en la ciudad de Ponce, en Puerto Rico, con representantes de todos los países de América.
El Anfiteatro Juan Pachín Vicéns de la ciudad de Ponce, Puerto Rico, con capacidad para más de 12.000 personas y con un lleno total, acogió esta celebración con fieles llegados de las seis diócesis puertorriqueñas, centenares de sacerdotes, diáconos, religiosas, misioneros y misioneras. Ayer, 19 de noviembre, se celebraba además la solemnidad de Nuestra Señora, Madre de la Divina Providencia, “patrona de toda la nación puertorriqueña”.
Con el canto “América en misión, el Evangelio es alegría: ¡Cristo nos envía para amar!”, comenzó la procesión de entrada. Antes del saludo litúrgico, Miguel Pérez Mirabal, rodeado de otros jóvenes, portó la reliquia del primer Beato puertorriqueño, el laico Carlos Manuel Cecilio Rodríguez Santiago, patrono de la juventud boricua. La comunidad, puesta en pie, contempló y celebró la entronizaron las reliquias. Presidió la celebración el arzobispo emérito de Caracas, Venezuela, y delegado del Santo Padre Francisco para el CAM6, el cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, acompañado de otros cincuenta y siete obispos de todo el hemisferio, entre ellos todos los obispos de Puerto Rico. El Arzobispo de San Juan, Mons. Roberto O. González Nieves, OFM, dio la bienvenida al cardenal Porras Cardozo. Se leyó el mensaje enviado por el Santo Padre Francisco el 22 de octubre, en que encomendaba al Cardenal ser su enviado extraordinario para presidir el CAM6 en su nombre, y animó a los delegados del CAM6 a vivir intensamente este momento de gracia. Por su parte, el Obispo de Ponce, P. Rubén A. González Medina, CMF, Presidente de la Conferencia Episcopal, calificó de “inmensa alegría y bendición” la presencia de todos los delegados, y les dio la bienvenida a la diócesis anfitriona. Saludó a Mons. Emilio Napa, Secretario adjunto del Dicasterio para la Evangelización y Presidente a nivel mundial de las Obras Misionales Pontificias.
El Cardenal Porras, en su homilía, transmitió a todos la cercanía del Papa Francisco y, en su nombre, declaró abierto el Congreso. Añadió que el lema “América, con la fuerza del Espíritu, testigos de Cristo”, expresa continuidad “con el esfuerzo por dar un mayor empuje al sentido misionero de nuestros pueblos. Nuestro continente fue tradicionalmente receptor agradecido de miles de misioneros, hombres y mujeres, obispos, sacerdotes y laicos venidos del viejo continente, procedentes de varios países europeos, a lo largo de más de cinco siglos”. Recordó que, “con el empuje misionero del Papa Pío XII, a mediados del siglo pasado, fue una novedad el ingente número de sacerdotes diocesanos, congregaciones apostólicas masculinas y femeninas, y no pocos laicos asociados a diversos movimientos apostólicos, procedentes de Europa y del continente americano, que vinieron a dinamizar la acción pastoral en nuestros países. A ellos también nuestra oración y reconocimiento agradecido”.
Resaltó el hecho de que el Congreso se celebre “en una de las islas del Caribe, Puerto Rico, que juntamente con la isla de La Española, Santo Domingo, fue el puente desde donde la fe católica pasó en un primer momento de la Península Ibérica a las Antillas Mayores y desde allí a tierra firme. De tal manera que desde los inicios, estas tierras insulares fueron tierra de misión allende sus propias fronteras”. Y, por supuesto, señaló la feliz coincidencia de iniciar el congreso “bajo la protección de Nuestra Señora, Madre de la Divina Providencia, hoy en el día que el país que nos acoge celebra la fiesta de su patrona. El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969, fecha que coincide con la llegada de los españoles a Borinquen, siendo así la protectora de este piadoso y laborioso pueblo desde tiempo inmemorial”.
“En estos días”, añadió el cardenal venezolano, “el desgranar de ponencias, testimonios, trabajo en grupo y contacto con las parroquias que nos acogen, serán momentos misioneros para que salgamos de nosotros mismos, para que vayamos más allá de la delegación de nuestro país para abrirnos a los hermanos de otras latitudes, aumentar la fraternidad y descubrir las potencialidades de nuestros hermanos”. Será una “ocasión para enriquecer nuestra propia vocación misionera”.