Miguel Garaizabal, jesuita, testigo de Cristo en Tailandia
- On 23 de abril de 2024
OMPRESS-FERROL (23-04-24) Su diócesis natal, Mondoñedo-Ferrol, ha entrevistado a Miguel Garaizabal, misionero jesuita en Tailandia, donde lleva casi sesenta años. Nacido en 1942 en Ferrol, es uno de los doce misioneros ad gentes de la diócesis gallega. Toda una vida dedicada a la misión.
Su vocación, dice el padre Miguel, “fue como un flechazo. De pronto descubrí en mí el amor de Dios, una experiencia que quería transmitir a los demás. Busqué cómo, y me dijeron que los jesuitas eran misioneros”. Entró en el noviciado de los jesuitas en Salamanca y un jesuita misionero en Tailandia al pasar revivió en él la semilla de la misión. Desde aquella visita el entonces joven jesuita enviaba cada año cartas a sus superiores para que le enviaran a Tailandia. Su insistencia dio resultado y tras terminar Filosofía se le destinó al país del sudeste asiático. “Llegué a Bangkok el 30 de agosto del 1966, y allí estoy desde entonces. Estudié Teología en la India, y recibí la ordenación sacerdotal en 5 de marzo de 1972 en Bangkok”.
Su primer destino, durante 17 años, fue ser capellán de estudiantes universitarios en Bangkok, mientras impartía ejercicios espirituales y visitaba cárceles. Luego fue destinado a un Centro de Espiritualidad en Chiang Mai, más tarde párroco en la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes, en Bangsaen y, en 2012, a petición del cardenal arzobispo de Bangkok, se le nombró director espiritual del seminario mayor Lux Mundi, el gran seminario del país. En la actualidad, cuenta el padre Garaizabal, es “el superior de la Compañía de Jesús en Tailandia, sigo dando ejercicios espirituales a toda clase de gente, sigo de director espiritual en el seminario mayor, capellán de la comunidad católica latina de Bangkok, soy miembro de la Comisión Episcopal de Protección de Menores y ayudo a sacerdotes con problemas. También, junto con voluntarios de la comunidad latina, visitamos y damos algo de ayuda a los presos de habla castellana”.
El misionero, dice, está “llamado a ser un testigo de Cristo, como todos los demás”, y recuerda las palabras del Papa Francisco en Evangelii Gaudium: “La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido”. Por eso expresa su gratitud: “Gracias por vuestro apoyo, gracias por vuestra generosidad, gracias por tenernos presentes en vuestras oraciones, gracias por acogernos cuando volvemos cansados a reparar fuerza en nuestro país de origen. Seguimos unidos en la oración, trabajando juntos en la misma misión de ser testigos de Cristo resucitado”.
La entrevista se puede leer completa en la web de la diócesis de Mondoñedo Ferrol.