Mi tarea misionera ahora es simplemente esperar y rezar
- On 20 de noviembre de 2025
OMPRESS-PARAGUAY (20-11-25) Este martes fallecía a los 98 años de edad en Paraguay, su destino misionero, el padre Leoncio Redero. Sacerdote de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana, era el presbítero más anciano de la diócesis de Salamanca, y dedicó muchos años a la misión, sin perder el lazo con su Iglesia natal.
Como informan desde la diócesis de Salamanca, el padre Redero nació en la localidad de Huerta, cercana a la capital salmantina el 9 de febrero de 1927 e ingresó en el Seminario Diocesano con tan solo 11 años. Fue ordenado sacerdote el 9 de julio de 1950. Tras sus primeros destinos pastorales en Salamanca, sintió su vocación misionera, inspirada por la figura de San Francisco Javier y alentada por la encíclica Fidei donum de Pío XII, con su llamamiento a los sacerdote a abrirse a la misión. Así, como tantos otros sacerdotes de diócesis españolas, se unió a la OCSHA (Organización de Cooperación Sacerdotal para Hispanoamérica) para cumplir su sueño de ser misionero.
La primera misión a la que fue convocado le fijaba como destino Chiloé, en la diócesis de Santiago de Ancud, en Chile, pero falleció su hermana y tuvo que retrasar su salida a la misión para estar con sus padres. En el año 1954 recibió un nuevo destino, Paraguay. Durante una década desempeñó su labor como formador, profesor y rector del Seminario Menor de Villarrica del Espíritu Santo. Aquella experiencia marcó profundamente su trayectoria pastoral. A su regreso a España ejerció el ministerio en distintas parroquias de la diócesis –Florida de Liébana, El Pino de Tormes, Villarino de los Aires, Larrodrigo, Anaya de Alba, Herrezuelo o Valdecarros– y asumió diversas responsabilidades, como consiliario diocesano de la JARC (Juventud de Acción y Reforma Católica) o miembro del Consejo Presbiteral.
Su vuelta a Paraguay se produjo a finales de los años 90. Ante la necesidad pastoral de la comunidad, el padre Redero solicitó permiso a su obispo y regresó a la misión con 72 años, haciéndose cargo de la parroquia Virgen del Carmen, en Asunción. Sustituyó a un sacerdote también salmantino y misionero de la OCSHA, el padre Wenceslao Yubero Pérez, quien había sido el párroco durante 34 años. En su nuevo destino se ganó el aprecio de sus feligreses por su cercanía y constancia pastoral, manteniendo siempre un estilo sencillo y profundamente entregado. En el testimonio recogido por la Archidiócesis de Asunción, quienes le conocieron le consideraban “lo más parecido a la idea de Dios Padre que tenemos: un padre amoroso, generoso, dedicado con alma y vida a sus feligreses, un padre lleno de bondad que dispensó a raudales los signos de salvación que nos dejó Jesús en sus Sacramentos”.
En sus últimos años colaboró en la Capellanía Virgen de la Asunción, en Asunción, donde residía y continuaba su servicio en la medida de sus fuerzas. En un testimonio grabado en la campaña del Domund, a los 96 años, el padre Leoncio compartía con serenidad a la comunidad diocesana de Salamanca su vivencia de esta última etapa: “Mi tarea misionera ahora es simplemente esperar y rezar. Rezar y esperar”. Manifestaba también su preocupación por la falta de vocaciones en España y su deseo de que la Iglesia continuara generando nuevos misioneros.

