Me siento privilegiado de estar aquí, entre los más pobres

Me siento privilegiado de estar aquí, entre los más pobres

  • On 4 de julio de 2023

OMPRESS-PERÚ (4-07-23) Esto es lo que afirma Fernando Asín, sacerdote de la diócesis de Orihuela-Alicante, que lleva toda una vida como misionero, ahora en medio de los asentamientos de la periferia de Chimbote. Hace unos años recordaba que cuando se ordenó no tenía en su cabeza partir a misiones, y esa, precisamente, ha sido su vida. En esta carta cuenta la difícil situación de las personas entre las que vive y su agradecimiento a Dios por ponerlo allí.

“Cuando me ordené sacerdote hace casi 42 años (ahora tengo 65 años de edad) no tenía en mi cabeza venir a misiones, pero los caminos de Dios no son nuestros caminos. No me consideréis un supermán o un héroe porque no lo soy. Disfruto de estar aquí y poder servir a tanta gente. No es un sacrificio. La gente me humaniza. Creo incluso que es más fácil ser sacerdote en América Latina que en Europa.

Soy Fernando Asín Castellón, sacerdote diocesano, destinado a la diócesis de Chimbote, en el Perú, desde el año 2001. Estuve en Casma durante 5 años, en donde la diócesis de Orihuela-Alicante sirvió durante 25 años y fuimos 16 sacerdotes diocesanos.

Pasé a los barrios de la periferia de Chimbote hace 16 años y he ido fundando parroquias a medida que iban avanzando las invasiones humanas en medio de estos arenales (no hay políticas públicas para la vivienda y la gente invade las tierras estatales y con los años legalizan su situación y les van dando títulos de propiedad). Ya llevo tres parroquias fundadas. Además de hacer capillas y salas de catequesis, poco a poco se van creando comunidades cristianas y formando catequistas, responsables de grupos, coros, servicios sociales como reforzamiento escolar, vacaciones útiles, campañas médicas, etc.

En este momento llevo 4 años en la nueva Parroquia María de Nazaret en la última periferia de la ciudad. La situación social es muy difícil pues la gente se autoconstruye sus viviendas con materiales precarios, el agua llega con camiones cisterna muy viejos, la energía eléctrica es provisional y con muchos cortes de luz, no hay servicios públicos de salud, ni calles asfaltadas, ni parques, ni desagüe, y así pasan los años hasta que se van consiguiendo los títulos de propiedad y pueden las autoridades comenzar estos necesarios servicios.

Las familias son muy jóvenes pero muy desestructuradas. Las escuelas son también muy precarias. Hay problemas de desnutrición infantil. El trabajo también es muy precario, sin seguridad social. Se vive al día, de lo que se puede vender de comida, ropa, etc. por la calle o en mercadillos.

A nivel religioso la gente tiene mucha confianza en Dios, pero hay una gran ignorancia religiosa. Las Eucaristías son muy cálidas y familiares. Como sacerdote yo me siento privilegiado de estar aquí, entre los más pobres e ir poco a poco haciéndome amigo de ellos. Me confían sus problemas inmensos con mucha confianza y me hacen sentir muy útil y humano, hermano de todos ellos. Mi oración diaria es para todos ellos. Ya cumplí mis bodas de oro sacerdotales y cada día le doy más gracias a Dios por poder estar aquí y realizar esta tarea misionera de anunciar el Reino de Dios entre ellos. Les pido a todos ustedes que me acompañen con su oración. Mientras Dios me dé salud deseo seguir aquí”.

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