Más violencia en el Congo
- On 28 de octubre de 2022
OMPRESS-REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (28-10-22) El Papa Francisco pedía oraciones por este país, donde una guerra no declarada está en marcha en la región fronteriza con Ruanda. Un misionero en la zona da luz sobre lo que está ocurriendo, como también el obispo de Butembo-Beni, que no duda en afirmar que el terror no tiene límites. El Papa Francisco, en la audiencia general de este miércoles decía: “Asistimos horrorizados a los acontecimientos que siguen ensangrentado la República Democrática del Congo. Expreso mi firme reprobación por el asalto que tuvo lugar en los últimos días en Maboya, en la provincia de Kivu del Norte, donde fueron asesinadas personas indefensas, entre ellas una monja dedicada a la asistencia sanitaria. Oremos por las víctimas y sus familias, así como por esa comunidad cristiana y los habitantes de esa región que llevan demasiado tiempo extenuados por la violencia”. El Papa Francisco hacía referencia a la masacre que tuvo lugar en el pueblo de Maboya, el 20 de octubre. Popoli e Missione, la revista de las Obras Misionales Pontificias en Italia, señala que una guerra no declarada está en marcha en la región, fomentada por Ruanda. El grupo armado M23 siembra terror y muerte y vuelve el espectro de la lucha entre hutus y tutsis.
“Faltan palabras: el horror esta vez ha superado con creces el umbral de la tolerancia”, escribe el obispo de Butembo-Beni, Mons. Melchizedek Sikuli Paluku, en su mensaje de condolencias a la población del pueblo de Maboya. “La diócesis de Beni condena por enésima vez esta violencia”, repite el obispo. Sigue el goteo de asesinatos y abusos, por parte de grupos armados presuntamente vinculados a las milicias afiliadas a Ruanda, en particular el grupo M23. El de Maboya es solo el último episodio trágico – ha causado siete muertos, incluida la religiosa de las Hermanitas de Notre Dame –, pero no el único y quizás no el peor. Por eso Mons. Paluku no duda en afirmar: “La palabra correcta, la que deberíamos usar si realmente quisiéramos hablar de lo que sucede en Kivu, es genocidio”, decía a la revista de las Obras Misionales Pontificias. Añadiendo que no habla solo de personas asesinadas, “hablo de masacres reales: mujeres embarazadas destrozadas, cosas que no se pueden repetir y mirar dos veces, son tragedias que vemos todos los días”. Se sabe que esta región del país, en torno a los Grandes Lagos, “es rica en todos los grandes recursos, desde el coltán hasta el petróleo, y la razón por la que es tan disputada es precisamente por sus riquezas”.
Pero, ¿qué ha estado sucediendo exactamente en el inquieto Congo durante los últimos veinte años? Hace 12 años Naciones Unidas elaboró un informe con más de 600 páginas llenas de datos y testimonios. La situación ahora es que la República Democrática del Congo está a un paso de la balcanización y cada vez más cerca de una guerra explícita con Ruanda. Aquel informe ya documentaba la violación de los derechos humanos y la masacre continua de congoleños por parte de la vecina Ruanda, que quería ajustar cuentas con los hutus. Pero, ¿puede una víctima convertirse en verdugo? “La respuesta es sí, esto sucede de modo continuo en la historia”, responde a Popoli e Missione, el padre Giovanni Piumatti, un misionero Fidei donum que ha pasado toda su vida en el Congo y acaba de volver a Italia.
“Entre 1996 y 1997 fue la oportunidad adecuada para que Ruanda ajustara cuentas con los hutus que huyeron de la República Democrática del Congo en 1994. Comienza la masacre del pueblo congoleño y la ocupación de sus tierras, con lo que los ruandeses ocupan el lugar de la población autóctona. Se está produciendo lo que la comunidad internacional todavía no tiene el coraje de definir como genocidio”, explica el misionero.