“Lunes diocesano” dedicado a la misión y al Domund

  • On 5 de noviembre de 2025

OMPRESS-JAÉN (5-11-25) El Seminario diocesano de la Inmaculada Concepción y San Eufrasio de Jaén organiza los “lunes diocesanos” dedicados a diversos temas de interés para los seminaristas. Como era lógico el último, el del 27 de octubre, se ha dedicado al Domund con el testimonio de un matrimonio misionero.

Como informan desde Jaén, con motivo del mes misionero de octubre y de la celebración del Domingo Mundial de las Misiones, el Domund, recibieron la visita de Antonio García Fernández y Ana Cruz Lendínez, un matrimonio de misioneros de la diócesis de Jaén, en concreto de la parroquia de Santa Isabel de la capital jienense, que han dedicado más de veinte años a la misión en Ecuador, en las diócesis de Portoviejo y Azuay. Durante este tiempo, han acompañado comunidades rurales y campesinas, impulsando proyectos educativos, sociales y pastorales al servicio de los más pobres. El matrimonio misionero acompañó a seminaristas y formadores en la Eucaristía, en la cena y, después, en un encuentro con ellos.

Maestros de profesión, Antonio y Ana siempre han estado vinculados a la misión. Su último compromiso misionero en Ecuador se ha desarrollado en los últimos ocho años, en la ciudad de Manta, para apoyar y acompañar las Cáritas de la ciudad tras el terremoto ocurrido en 2016. Sus objetivos se han cumplido: preparar la pastoral social de la diócesis, crear el nuevo equipo de Cáritas y un proceso de formación a esos nuevos equipos. Entre las actividades llevadas a cabo se cuentan un retiro espiritual anual con los voluntarios de Manta, el envío de los misioneros de la caridad el día del Corpus tras el año de formación, o el impulso de las escuelas de formación en las zonas pastorales. También contaron que la gente es muy sencilla y que desde el primer momento los acogieron muy bien. Otras actividades han sido proyectos de apoyo a la mujer o como coordinadores de la pastoral penitenciaria, donde se han involucrado mucho debido a la delincuencia vivida en las cárceles de esas zonas. También han impulsado casas de acogida, un comedor social y el seminario de San Pedro, donde Ana impartía clase. Han descrito estos ocho años, como un tiempo de total entrega y cariño, alentando a rezar por ellos y por todos los misioneros.

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