Los que dan no son los que más tienen, sino los que saben qué significa dar
- On 11 de mayo de 2023
OMPRESS-BÉLGICA (11-05-23) El sacerdote ruandés Theogen Havugimana es párroco en Haacht, a unos kilómetros al noreste de Bruselas, también es el director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Bélgica. Habla de lo que significa su presencia en un país que antes enviaba misioneros y, ahora, los recibe.
El padre Havugimana era entrevistado hace unos días en la revista “De Zondag”, una revista belga “laica”, que ponía de relieve cómo cada vez hay más sacerdotes extranjeros en la Iglesia belga, ante la escasez de vocaciones de origen flamenco. Muchos de estos sacerdotes llegan de áreas donde hasta hace no tanto había muchos misioneros belgas. El padre Havugimana explicaba que “todo sacerdote es un misionero”, y no le gusta oír que los sacerdotes extranjeros, como cualquier otro trabajador inmigrante, hace un trabajo que la gente de la tierra no quiere hacer. “Si lo ves de esa manera, nuestra misión ha fallado. Estamos aquí para entregar un mensaje que necesita ser escuchado. La fe es un regalo y necesita ser compartida. Todos pueden elegir aceptarla o no. La fe no es algo impones a los demás”.
En 2006 fue ordenado sacerdote en la diócesis de Nyundo. “Primero enseñé en el Seminario Mayor durante dos años, hasta que mi obispo sugirió que me especializara en Filosofía”, explica el sacerdote. Así fue como acabó en Lovaina donde primero donde, fascinado por Immanuel Kant, llegó a obtener un doctorado en Filosofía alemana del siglo XVI al XVIII. Mientras tanto, también ha estudiado media docena de idiomas, y cuando el difunto obispo Mons. Leon Lemmens le preguntó si quería involucrarse en la Iglesia en Flandes también dijo que sí.
“Cuando era estudiante, siempre me sentí como un sacerdote antes que otra cosa”, dice. “Es mi vocación dar testimonio de mi fe. A menudo me preguntan por qué hay tantos sacerdotes africanos en Bélgica, cuando la Iglesia en África también los necesita. ¿Mi respuesta? No damos porque tengamos demasiado, sino porque vemos la necesidad del otro. Esa es la filosofía del dar. Los que dan no son los que más tienen, sino los que saben qué significa dar.
Théogène Havugimana es sin duda un intelectual. Todavía enseña online en la Universidad de Lovaina y en el Seminario Mayor de Ruanda. Y se ha convertido, entre otras cosas, en director de Missio-Belgium, las Obras Misionales Pontificias de Bélgica. “Si no contribuimos a la formación de sacerdotes en el mundo, no podremos traer sacerdotes de otros lugares”, señala. Habla a sabiendas. Es sacerdote en Haacht: “La parroquia es donde puedes mantener ambos pies en la tierra. Es donde conoces a la gente común, donde hablas con los enfermos. Tarde o temprano, todos nos enfrentamos a problemas de salud”. Tiene confianza en el futuro y piensa que “tarde o temprano, volverá a haber sacerdotes flamencos. Los extranjeros son una solución temporal. Dentro de 50 años, puede haber necesidad de misioneros belgas nuevamente en África”. En cuanto a él, dice que depende de sus obispos, el de Bélgica y el de Ruanda, “si mañana me dicen que quieren verme en Groenlandia, hago las maletas. Difundir la Buena Nueva es mi vocación”.