Los mártires de Corea, fidelidad a la fe
- On 7 de septiembre de 2021
OMPRESS-COREA (7-09-21) Este próximo jueves, 9 de septiembre, se cumplirán 190 años de la creación del Vicariato Apostólico de Corea, la primera circunscripción de la Iglesia católica en el país, tras un siglo de persecución que no pudo acabar con la fe de los fieles coreanos. Ahora se han descubierto los restos de tres mártires, que se cree fueron los primeros mártires católicos de Corea. La diócesis de Jeonju anunció el 1 de septiembre este descubrimiento a más de dos siglos de su martirio. Se trata de los restos de Pablo Yun Ji-chung, de 32 años, y Santiago Kwon Sang-yeon, 40 años, ambos decapitados en 1791, y del hermano pequeño de Pablo Yun, Francisco Yun Ji-heon, de 37 años, descuartizado en 1801. Pablo Yun Ji-chung, el primer converso al cristianismo en ser bautizado, fue beatificado en 2014 junto a otros 123 mártires.
En 1791, obedeciendo a Mons. Alexandre de Gouvea, obispo de Pekín, que había prohibido el culto a los antepasados en los territorios bajo su jurisdicción, Pablo Yun destruyó el altar familiar. Esta decisión provocó un escándalo en la corte: arrestado con su primo Santiago Kwon Sang-yeon, se negó a renunciar a la fe cristiana y fue ajusticiado el 8 de diciembre de 1791. Diez años después, su hermano Francisco Yun Ji-heon también fue víctima de una nueva ola de persecución contra los cristianos. Las reliquias de los tres mártires fueron descubiertas en marzo de 2021 en Wanju, en un sitio que había sido identificado como un lugar de enterramiento de los mártires y que se convertiría en un santuario.
La Iglesia coreana es un caso único en la historia de la evangelización. A mediados del siglo XVIII, un grupo de eruditos coreanos viajó a China donde conoció el cristianismo a través de los misioneros católicos presentes en el país. Al regresar a Corea convirtieron a cientos de personas, sin que todavía hubiera llegado misionero alguno, convirtiéndose ellos mismos en misioneros de su propio país. Pablo Yun, de familia noble, se bautizó en 1787, a los 28 años, después de haber estudiado el cristianismo durante tres años. Por su parte, Santiago Kwon Sang-yeon, también de una familia de eruditos, abandonó los demás estudios, al escuchar el Evangelio, para centrarse en su estudio. Alrededor de 10.000 cristianos coreanos fueron asesinados durante las persecuciones que se sucedieron a partir del martirio de Pablo y Santiago.
El obispo de la diócesis de Jeonju, Mons. John Kim Son-Tae, explicaba en un comunicado que “el descubrimiento de estos restos es un evento verdaderamente increíble”. La Iglesia que creció sobre los cimientos puestos por ellos, “finalmente ha descubierto los restos de quienes iniciaron la historia de los mártires”. El obispo añadía que “los tres mártires estuvieron entre los primeros católicos asesinados por los líderes coreanos que temían que la expansión del catolicismo redujera la influencia de la ideología nacional dominante, basada en el confucianismo. Junto con otros 121 mártires coreanos, los tres fueron beatificados en 2014 por el Papa Francisco durante su viaje apostólico a Corea. Este año la iglesia local celebra el 200 aniversario del nacimiento de su primer sacerdote, San Andrés Kim, también asesinado por su fe en 1846 a la edad de 25 años”.