Los “animadores cristianos” de la Amazonía peruana
- On 26 de septiembre de 2025
OMPRESS-PERÚ (26-09-25) El misionero pasionista Odilo González lleva 36 años en la Amazonía peruana. Allí, este misionero gallego ha atendido durante estos años a una treintena de comunidades cercanas a la ciudad de Tarapoto, en la región de San Martín, en el norte de Perú. Desde la diócesis de Lugo comparten esta comunicación del padre Odilo sobre la labor de los catequistas en su misión. Son los “animadores cristianos” de las comunidades.
“Lo que en España, por ejemplo, aparece como noticia de primera plana, en la pastoral latinoamericana es algo común y corriente. Me refiero a los Animadores de nuestras comunidades dispersas por el territorio de la Misión. Al poco tiempo de clausurarse el Concilio Vaticano II, comienza una nueva era para nuestra pastoral. Se promueve y se lleva a cabo todo un esfuerzo para dotar a nuestras comunidades o poblaciones de personas laicas o seglares cuyo objetivo es animar, evangelizar y acompañar al pueblo al cual pertenecen.
Esos hombres o mujeres se comprometen voluntariamente a la noble misión de compartir la fe y la esperanza con sus vecinos. De manera individual o formando equipo, se responsabilizan del culto y demás servicios pastorales en sus capillas respectivas. Durante el año el sacerdote párroco visita periódicamente a cada comunidad, celebrando la Eucaristía y administrando el Sacramento de la Penitencia. Todo lo demás corre a cargo de los Animadores. Cada cierto tiempo hay retiros y encuentros entre ellos mismos, animados por la presencia del sacerdote o religiosas misioneras. De esta manera se mantiene el espíritu misionero y comunitario de nuestra fe.
Al leer estos días que en una diócesis de España, por escasez de sacerdotes, el señor obispo ha nombrado a una mujer para responsabilizarse del servicio pastoral de siete comunidades parroquiales, lo que parece ahora una novedad en aquellas tierras, en nuestros territorios de la Misión peruana es el pan de cada día y uno de los grandes logros de nuestra pastoral misional.
Una vez más, hemos de admitir que Europa y el suelo español se están convirtiendo en tierra de misión. ¡A trabajar se ha dicho!”.