Lo que me han enseñado los misioneros: tranquilidad, paz y confiar en Dios
- On 28 de marzo de 2025
OMPRESS-MADRID (28-03-25) Asell Sánchez-Vicente ha sido durante muchos años el reportero del programa “Misioneros por el Mundo” en TRECE. Ha tenido la oportunidad de conocer a decenas de misioneros y visitar países de África, América y Asia donde estas mujeres y hombres extraordinarios viven junto a las poblaciones locales, compartiendo el Evangelio y el pan. En esta entrevista Asell cuenta cómo ha sido para él esta experiencia de tantos años de viajes para visitarlos y poner rostro a una labor callada pero que es fascinante conocer.
P: Han sido muchos años y muchos países, ¿cuántos para que nos hagamos a la idea?
Pues han sido siete años, 32 países y pierdo la cuenta con los misioneros que hemos entrevistado, pero tienen que haber sido más de 120.
P: A lo mejor es complicado para ti quedarte con uno, pero el mejor recuerdo te venga. ¿Qué país o qué viaje en concreto fue el que más te ha gustado?
Es muy difícil, como tú has dicho, pero Angola, que fue el primer país que yo hice con este programa, es uno de los que más me llegó porque era mi primera experiencia con los misioneros. Entonces, pensar en la mejor experiencia es pensar la hermana Juana, que es una hija de la Virgen de los Dolores, en un pueblito de de Angola que tiene un internado para niñas en la montaña. A mí se me viene a la cabeza esa historia. Me llamó la atención la humanidad, la alegría, la cercanía y la juventud de la hermana Juana. Y digo juventud, pero tiene 80 años. Cuando le pregunté qué hace una misionera como tú, en este pueblo de de Angola, y me dijo que aprender, crecer y ser feliz, es decir, una persona de 80 años que te diga que está aprendiendo y que está creciendo y que es feliz, eso ya te rompe todos los esquemas.
P: Y en cuanto a los continentes, si no me equivoco o te ha faltado alguno. ¿Cuál te ha llamado más la atención?
Me ha faltado Oceanía. En general la gente me ha gustado todos los continentes que he visitado, pero lo que más me ha llenado siempre ha sido África. Siempre que iniciábamos temporada quería volver a África. América me gusta mucho también porque es más fácil por el idioma. Asia siempre me ha dejado un poquito ahí, ahí. Pero África te vuela la cabeza porque ir a África es ver realidades que no estamos acostumbrados y también te enseña a distinguir y a no romantizar la pobreza. Siempre estamos acostumbrados a ver África como que hay que darle de comer, que hay que darle material escolar, que hay que darle ayudas económicas. Y cuando estás con ellos ves que ellos viven con lo que tienen y que no lo sufren tanto como lo sufrimos nosotros al verlo. Y que tampoco está esa imagen ya del niño desnutrido, que sí que existe pero que ya no es lo más normal. Un niño desnutrido que vemos en la tele y que siempre te lo ponen como cebo para que ayudes. Y que sí, que hay muchos niños que pasan esas situaciones. Pero no es tampoco la normalidad que en África se vive. Hay muchas realidades. Hay que distinguir entre pobreza y miseria y hay mucha gente que es pobre pero que vive honestamente y hay gente que sí que tiene mucha miseria. Entonces creo que también es bueno lo que hemos ido enseñando a lo largo de estos años y que el programa ha ido evolucionando y he ido hablando con el programa para intentar contarlo desde ese punto de vista. Dar una visión real y que veamos cómo viven y que para nosotros no es normal que un niño se haga 12 kilómetros para ir al colegio de ida y vuelta en un día. Y allí es normal y eso no lo viven como un drama. Ellos lo viven como algo especial, porque para ellos es un tesoro la educación. A esos niños no les importa madrugar y pegarse una caminata de dos horas para ir y dos horas para volver.
P: Sin embargo supongo que te has encontrado unas diferencias impresionantes entre los distintos países de África.
Sí, hay muchas realidades. Ves a personas que tienen su casita muy modesta, que duermen en el suelo, porque es como duermen en esa comunidad, que tienen para comer, porque tienen su cabra o tienen su vaca y tienen su huertecita con tomate, con pimientos, con lechuga. Y ves a otro que no tiene nada y que duerme en cartones y que tiene que andar mendigando a personas que no tienen mucho que darle. También ves a otras personas que sí que tienen su trabajo, que viven mejor, a los que han llegado los misioneros. Es lo que hacen los misioneros que intenten cambiar de mentalidad para cambiar de vida. Aparte de la evangelización y de llevar la Palabra de Dios, lo que hacen es intentar que cambien de mentalidad para que ellos mismos sean el motor de cambio de sus países y de sus comunidades.
P: Alguna persona que ha visto el programa de “Misioneros por el Mundo” puede pensar que después os ibais a un hotel de cinco estrellas por las noches. Pero lo cierto es que tú vivías con los misioneros y hacías lo que hacían los misioneros.
Sí, nosotros, el equipo de misioneros en el mundo, vivíamos con ellos. Eso para mí ha sido un regalo. Hay veces que hemos ido a hoteles porque los misioneros no nos podían alojar. Pero claro, hoteles africanos, no de España o de Europa. Pero yo agradecía cuando estábamos con ellos porque era mucho más fácil poder hacer la grabación porque les conocías, cogían confianza contigo, se abrían de otra forma y experimentabas cómo viven ellos con lo que tienen y con lo que no tienen. A veces que no teníamos electricidad, no teníamos agua corriente. Había solo para comer arroz y comías arroz, desayunabas arroz y cenabas arroz, o lo que sobraba de cena lo tenías para el día siguiente. Vivíamos con ellos, con sus comodidades, que siempre intentaban darnos lo mejor. Muchas veces cuando íbamos a una casa de formación, era motivo de fiesta, porque al estar nosotros hacían comidas que no hacían en todo el año. Entonces las chicas, los chicos que estaban allí nos decían que nos teníamos que quedar más tiempo porque hacía mucho que no comíamos así o hacía mucho tiempo que no nos hacían estos pasteles. Para mí uno de los regalos de este programa, y de esta oportunidad que me han dado también las Obras Misionales Pontificias, ha sido el poder convivir de cerca con los misioneros.
P: ¿Es verdad, el papel de la Iglesia en todas estas realidades?
No es cualquier cosa, es verdad el papel de la Iglesia. Creo que mostramos una parte pequeña de lo que hace, porque yo siempre lo he dicho a lo largo de los programas y es una cosa de la que me he dado cuenta al estar en la misión con ellos, tanto en África como en Asia o en América, que los misioneros llegan adonde no llegan los Estados. Aquí en España se sigue manteniendo esa aportación de la renta, pero en la mayoría de los países no hay una aportación del Estado. La Iglesia con su dinero y con el dinero que llega de las Obras Misionales Pontificias y que llega de España, es la que mantiene los territorios en misión. Son los que llegan adonde no llega el Estado porque ofrecen educación, ofrecen acompañamiento, ofrecen sanidad, ofrecen comida…
P: ¿Y qué servicio crees que hace más falta más?
El acompañamiento y la escucha, porque luego todo lo demás se puede ir solucionando. Hemos visto cómo la Providencia está ahí, que es una cosa que ha venido con los misioneros y ves que aunque no tengan para comer, siempre va a llegar alguien que les va a ayudar. Pero es muy importante ese plus que creo que también aporta la misión, que es ese acompañamiento, ese sentirse escuchado, sentirse querido y no sentirse juzgado por ser quien eres o por de dónde vengas. Eso hace mucha falta y creo que también hace falta en España.
P: Puede parecer que la Iglesia está decayendo en España, que no hay jóvenes, que no hay vocaciones. Tú en América, en África y en Asia, has visto una realidad totalmente distinta, ¿verdad?
Sí, porque allí las iglesias se llenan tanto los días de diario como los domingos. Los domingos más o los fines de semana, porque hay muchas personas que van al campo. Pero he visto cómo las personas que se van a trabajar, que se van al campo, si hay una misa a las 05:00h, ellos van a su misa a las 05:00h para ir luego al campo. Para ellos es una alegría, es un motivo de estar contentos, de poder decir a las cinco de la mañana me despierto, voy a misa y me voy a trabajar. Creo que tenemos mucho que aprender de estos países en misión.
P: Un mensaje para animar a los jóvenes sobre cómo te ha cambiado la vida el ver todas estas realidades, todas estas culturas, toda esta labor de la Iglesia.
Les digo que se animen, que digan un sí, que no solo piensen si tienen miedo, que lo hagan con miedo y que den a la misión lo que cada uno sepa hacer. Que eso me lo dijo una misionera y me dijo si tú sabes cantar, cantas; si sabes hacer manualidades, manualidades; si sabes enseñar a leer, enseña a leer. A mí me ha enseñado a tener más tranquilidad, a tener más paz, a cambiar la escala de valores, a volver a mi casa y no tener esa preocupación que tenemos por lo material. Que sí, que tienes que pagar facturas, que tienes que pagar el alquiler, que tienes que pagar la hipoteca, pero al final todo se soluciona. Entonces esa tranquilidad y esa paz y el confiar en Dios y en la Providencia, como me han enseñado los misioneros. También me han hecho aprender a escuchar a los demás y a empatizar.