Las historias de sacrificio, amor y servicio de los misioneros nos inspiran
- On 15 de octubre de 2024
OMPRESS-GETAFE (15-10-24) Este ejemplo es lo que propone el obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, ante la celebración del Domund, el Domingo Mundial de la Propagación de la Fe. Como le ocurrió a cada misionero, la misión comienza en nuestros corazones y se extiende a nuestras familias, comunidades y al mundo entero.
“Con gran alegría y esperanza nos acercamos a la celebración del Domund 2024, una jornada que nos invita a reflexionar y actuar sobre nuestra misión evangelizadora. Este año, el lema que nos guía es ‘Id e invitad a todos al banquete’ (cf. Mt 22, 9), una llamada directa de Nuestro Señor a ser discípulos misioneros, llevando su amor y su mensaje a todos los rincones del mundo.
El Domund –Domingo Mundial de las Misiones– es una ocasión especial para renovar nuestro compromiso con la misión universal de la Iglesia. Inspirados por el mensaje del Papa Francisco, nos embarcamos en esta jornada con el corazón abierto y dispuesto a invitar a todos al banquete del Reino de Dios. Este lema, tomado de la parábola del banquete de bodas en el Evangelio de Mateo, nos recuerda que la invitación de Dios es inclusiva y universal. Nadie está excluido del amor de Dios y todos somos llamados a participar en su Reino.
La parábola del banquete de bodas (Mt 22, 1-14) nos ofrece una imagen poderosa de la misión de la Iglesia. En esta historia, el rey envía a sus siervos a invitar a todos a la fiesta de bodas de su hijo. Sin embargo, muchos de los invitados rechazan la invitación, y el rey, en su generosidad, extiende la invitación a todos, buenos y malos, para llenar su salón de bodas. Esta parábola nos enseña sobre la generosidad y el carácter universal del Reino de Dios. La misión de la Iglesia es ir más allá de nuestras zonas de confort y llevar la invitación de Dios a todos, especialmente a los marginados y olvidados.
El lema de este año nos recuerda que todos los bautizados somos llamados a ser misioneros. No es una tarea reservada solo para unos pocos, sino una responsabilidad compartida por toda la comunidad cristiana. Cada uno de nosotros, en nuestra vida cotidiana, tiene la oportunidad de ser testigo del amor de Dios. Ya sea en nuestras familias, lugares de trabajo, escuelas o comunidades, estamos llamados a ser luz y sal, llevando el mensaje del Evangelio a todos los que encontramos.
Vivimos en un mundo, y nuestra diócesis es una buena prueba de ello, marcado por la diversidad cultural, social y religiosa. Este contexto presenta tanto desafíos como oportunidades para la misión. En un mundo donde muchas veces prevalece la indiferencia y el individualismo, la invitación al banquete de Dios es una llamada a la comunión y a la solidaridad. La misión de la Iglesia hoy debe ser una misión de encuentro, diálogo y servicio. Debemos estar dispuestos a escuchar y aprender de los demás, reconociendo la presencia de Dios en cada persona y cultura.
La invitación al banquete escatológico está intrínsecamente vinculada a la invitación a la mesa eucarística. En la Eucaristía, encontramos la fuente y cumbre de nuestra misión. Es en la celebración eucarística donde somos alimentados con la Palabra de Dios y con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y desde donde somos enviados a ser testigos de su amor en el mundo. La Eucaristía nos une como comunidad y nos fortalece para la misión.
En esta jornada del Domund, es importante recordar y celebrar el trabajo de tantos misioneros y misioneras que, a lo largo de la historia, han respondido generosamente a la llamada de Dios. Pienso en los misioneros de esta diócesis de Getafe –sacerdotes, consagrados, laicos–. Sus vidas son un testimonio vivo de la invitación al banquete del Reino. Sus historias de sacrificio, amor y servicio nos inspiran a seguir adelante en nuestra propia misión.
Finalmente, el Domund 2024 es una oportunidad para renovar nuestro compromiso personal y comunitario con la misión. Cada uno de nosotros puede contribuir de diversas maneras: a través de la oración, el apoyo económico a las misiones, el voluntariado y, sobre todo, viviendo de manera coherente con el Evangelio en nuestra vida diaria. La misión comienza en nuestros corazones y se extiende a nuestras familias, comunidades y al mundo entero.
Queridos hermanos y hermanas, el lema ‘Id e invitad a todos al banquete’ nos desafía a ser una Iglesia en salida, una Iglesia que no se conforma con lo conocido, sino que se aventura a los márgenes para llevar la invitación de Dios a todos. Que el Espíritu Santo nos guíe y nos fortalezca en esta misión. Que María, Reina de las Misiones, interceda por nosotros y nos acompañe en nuestro camino misionero”.