OMPRESS-VALENCIA (17-05-23) Ayer por la tarde el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, en nombre de toda la Archidiócesis, ofrecía a la Virgen de los Desamparados, en la Basílica, un total de 35 becas de estudio para seminaristas y religiosos en territorios de misión. Este año se cumple la 39 edición de esta ofrenda a la Virgen de los Desamparados de becas en forma de guirnalda con flores, que se suma también a la conmemoración del Centenario de la Coronación Canónica de la Mare de Déu. Presentes la delegación diocesana de Misiones, encabezada por el delegado diocesano Arturo Javier García, y los voluntarios que colaboran con ella. Esa misma mañana todos ellos habían compartido un retiro impartido por monseñor Juan Oliver, Obispo emérito del Vicariato apostólico de Requena, Perú, en la Iglesia del Salvador, seguido de la celebración eucarística, y una comida festiva.

Estas becas de estudio impulsadas por la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, darán la posibilidad a que 39 jóvenes de países de misión puedan lograr su sueño de ser sacerdotes. La generosidad de los valencianos se sumará a la generosidad diciendo sí a Dios de estos jóvenes. Para más información sobre las ayudas a la formación de seminaristas y religiosos y religiosas en tierra de misión se puede consultar la página web de la Jornada de las Vocaciones Nativas www.vocacionesnativas.es.

Además el mismo día de la fiesta de la Virgen de los Desamparados, celebrada este domingo 14 de mayo, se celebró también la Jornada de Valencia Misionera, que dedica la Archidiócesis a sus misioneros diocesanos. Una jornada en la que, desde las parroquias, se pide apoyo a la acción de los misioneros. Este año la Campaña de Valencia Misionera ha tenido por lema “Una corona de misioneros”. Y es que son 170 las misioneras y misioneros valencianos que se encuentran en la actualidad llevando el Evangelio por todo el mundo.

Este año se ha compartido la celebración de la Patrona con la de Valencia Misionera, porque, explican desde la delegación de misiones, que la Madre de Dios fue la primera misionera, aún antes que el mismo Cristo, al llevarlo en su seno y darlo a conocer al mundo. Fue ella la que acogió con fe la Buena Nueva de la salvación, transformándola en anuncio y dio a todos los hombres la mejor directiva espiritual: “Haced lo que (Jesús) os diga” (Jn 2, 5). Además, en su advocación de Madre de los Desamparados, también vela por los misioneros, muchas veces “desamparados” ante las grandes necesidades a las que tienen que hacer frente para seguir siendo Buena Nueva allá donde están, donde Cristo les envía.