La misión y la vocación en un pequeño seminario de Gabón
- On 12 de abril de 2024
OMPRESS-GABÓN (12-04-24) “Nuestra vida cotidiana se distribuye entre la oración, los estudios, el trabajo y la vida parroquial, viviendo la fe en comunidad”, así describe el día a día en el Seminario Redemptoris Mater de Libreville, Gabón, su rector el sacerdote español Manuel Servián Ramírez. Los seminarios Redemptoris Mater son seminarios misioneros en los que la universalidad de la Iglesia se vive de una forma muy palpable. Una vez al año todos los aspirantes al sacerdocio de todo el mundo formados en el Camino Neocatecumenal se ponen a disposición de la Iglesia para ser enviados por sorteo a cualquier país. Cuando son destinados a un lugar, se forman allí y pasan a formar parte del clero diocesano, con un fuerte carácter misionero.
Este seminario abrió sus puertas el 8 de septiembre de 2012, día en el que la Iglesia celebra la Natividad de la Santísima Virgen María, por iniciativa del entonces arzobispo de Libreville, Mons. Basile Mvé Engone. Los sacerdotes que se han ido ordenando ya ejercen su ministerio en las parroquias de la diócesis. El seminario cuenta en la actualidad con 10 seminaristas: 2 de Gabón, 1 de Zambia, 1 de Camerún, 1 de Guinea Ecuatorial, 2 de Brasil, 1 de Colombia y 1 de Italia. Cada año la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol –una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, la que promueve la campaña de Vocaciones Nativas del próximo 21 de abril– envía una pequeña suma, un “subsidio ordinario”, de 3.000 euros. Si bien el año pasado, que se contó con más recursos, la ayuda fue de 5.060 euros, estas cantidades anuales son insuficientes para las muchas necesidades, pero vitales, y en el seminario de Libreville saben que siempre contarán con ellas.
Manuel Servián, rector desde septiembre de 2022, cuenta cómo es su vida cotidiana, que “se distribuye entre la oración, los estudios, el trabajo y la vida parroquial, viviendo la fe en comunidad. A las seis de la mañana hacemos el rezo de laudes, con un tiempo de oración silenciosa para comenzar poniendo al Señor en primer lugar. Luego se pasa al desayuno, e inmediatamente los muchachos van a recibir sus clases de Filosofía o bien de Teología.
A eso de las 12.45 rezamos la hora media y pasamos al almuerzo. Antes hacemos una oración en que agrademos al Señor su providencia y rogamos por todos aquellos que hacen posible ese alimento. Constantemente pedimos por aquellos que nos ayudan. En la tarde realizamos un poco de deporte; aquí hace mucho calor y no se puede practicar tanto como querrían los seminaristas. Tras ello estudian, y a las seis de la tarde rezamos vísperas con la eucaristía. Al finalizar pasamos a la cena, nuevamente estudio, y a descansar.
Esta es nuestra liturgia diaria, pero los martes por la tarde-noche salen a diferentes parroquias a participar de la vida comunitaria de la fe con matrimonios, jóvenes, ancianos… El jueves por la tarde cambiamos el estudio por un tiempo con la Sagrada Escritura, escrutando la Palabra, para ayudarnos a un mejor encuentro personal con Jesucristo. El día del Señor, el domingo, se va a la parroquia a acompañar a los fieles y ayudarles, al mismo tiempo que somos ayudados, en la vida cristiana.
Gabón es un país pobre; bueno, también hay ricos, pero la mayor parte de la población vive muy pobremente. Las mismas parroquias nos ayudan con ofrendas en especie: arroz, pasta, huevos, algo de pollo, pero sobre todo arroz, mucho arroz. Con sus aportaciones podemos sostener otros gastos hoy necesarios, como electricidad, Internet (para poder realizar los estudios, se ha vuelto obligatorio), transporte, alquiler de la casa donde vivimos, etc. Les agradecemos todo el trabajo que realizan, y cuentan con nuestras oraciones todos los días del año”.