La misión, los misioneros y la Jornada Mundial del Enfermo
- On 11 de febrero de 2022
OMPRESS-ROMA (11-02-22) Desde hace 30 años la Iglesia celebra en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Jornada Mundial del Enfermo, un día para estar cerca de las hermanas y hermanos más necesitados de cercanía y consuelo, recordando y siendo imagen de la misericordia de Dios, que “nos cuida con la fuerza de un padre y con la ternura de una madre”, como dice el Papa Francisco.
Palabras del Mensaje, dedicado a la misericordia, que ha escrito para esta jornada, en el que ha recordado además cómo “muchos misioneros, misericordiosos como el Padre, acompañaron el anuncio del Evangelio con la construcción de hospitales, dispensarios y centros de salud. Son obras valiosas mediante las cuales la caridad cristiana ha tomado forma y el amor de Cristo, testimoniado por sus discípulos, se ha vuelto más creíble”.
Y en un vídeo mensaje que ha enviado hoy volvía a insistir en esta idea del testimonio de misericordia que han dado los misioneros: “La Iglesia, siguiendo a Jesús, el Buen Samaritano de la humanidad, siempre ha trabajado mucho por los que sufren, dedicando grandes recursos personales y económicos a los enfermos. Estoy pensando en dispensarios e instalaciones de salud en países en desarrollo; Pienso en las muchas hermanas y hermanos misioneros que han dedicado su vida al cuidado de los enfermos más pobres; a veces ellos mismos enfermos entre los enfermos. Y pienso en los numerosos santos que en todo el mundo han iniciado instituciones sanitarias, involucrando a compañeros y compañeras y dando así origen a congregaciones religiosas. Esta vocación y misión por la atención humana integral debe también hoy renovar los carismas en el campo de la salud, para que no falte la cercanía a las personas que sufren”.
Por otro lado, hay muchas personas enfermas que, a través de su oración y su sacrificio, viven de cerca la labor misionera de la Iglesia. Gracias al Tríptico de “Enfermos Misioneros”, hacen un ofrecimiento sincero de su día a día, algo que, después de todo, debería ser propio de todo cristiano. Francisco, un enfermo de Granada, reconocía que “todos los días ofrezco mis sufrimientos y obras por la Iglesia, tengo ese sentido misional, y, por eso, de siempre, Santa Teresita del Niño Jesús, es una de mis santas predilectas”. Catalina, de Palma de Mallorca, explicaba que ha querido siempre “ofrecer mis obras, oraciones y sufrimientos por la santificación de los misioneros, por el aumento de su número y por la extensión del mensaje salvífico de Cristo en las misiones. Ofrecimiento que hago todos los días”. Se trata de pequeños gestos, humildes, pero llenos de sinceridad y de fe.
Manuel Lozano Garrido, más conocido como el “beato Lolo”, fue un periodista de primera clase, y también un “enfermo misionero”. 25 años en una silla de ruedas, este cristiano ejemplar sabía “hacer ver a Jesús”. Así lo manifiesta una persona que solía visitarlo: “Me habló de un Dios Padre que comprende y perdona; me habló de la necesidad de dar testimonio cristiano, de lo indispensable que es el amor por los demás… y yo, cada vez que lo visitaba, me iba sintiendo más alegre, encontrando la felicidad que buscaba…”.
Unámonos a la oración del Papa Francisco por los enfermos, que concluía su mensaje diciendo: “queridos hermanos y hermanas, encomiendo todos los enfermos y sus familias a la intercesión de María, Salud de los enfermos. Que unidos a Cristo, que lleva sobre sí el dolor del mundo, puedan encontrar sentido, consuelo y confianza”.