La labor de la Iglesia, madre consoladora de los más débiles

La labor de la Iglesia, madre consoladora de los más débiles

  • On 14 de octubre de 2024

OMPRESS-BADAJOZ (14-10-24) En esta semana del Domund, “Iglesia en Camino”, la revista de la archidiócesis de Mérida-Badajoz, publica cómo han vivido este pasado verano una experiencia misionera en Perú, un grupo de scouts de Puebla de la Calzada, en Badajoz. Como explica Alejandro Campos, seminarista pacense, ya muy cerca de su ordenación y que ha vivido en primera persona esta experiencia no se va a olvidar el resto de sus vidas, porque han visto que “el Señor estaba muy presente en todo”.

“Un grupo de jóvenes del grupo Scouts de Puebla de la Calzada ha querido terminar el verano de una manera especial, adentrándose en una de las mejores experiencias que han vivido, y de la que no se van a olvidar en el resto de su vida.

Partíamos el 20 de agosto rumbo al aeropuerto de Madrid, para tomar al día siguiente un avión hasta Lima, Perú. Allí nos esperaba el Padre Gustavo, sacerdote misionero de la Archidiócesis de Toledo. Mientras montábamos en un autobús o algo parecido, el Padre Gustavo nos explicaba la situación del distrito que nos iba a acoger y que iba a ser nuestra casa durante las próximas semanas: Villasalvador, un pueblo relativamente joven, marcado por el terrorismo y por la lucha contra las injusticias sociales.

Nuestra actividad durante las semanas que estuvimos en la misión, fue principalmente conocer distintas realidades de la Iglesia, la Casa Hogar Corazón de Jesús de las corazonistas, donde se encuentran niñas que no pueden vivir con sus padres por diversos motivos. También visitamos ‘Sembrando esperanza y Santa Josefa Bakhita’ un lugar (no sabría cómo nombrarlo) donde se encuentran hombres y mujeres que nadie quiere, pero que tienen mucho amor para dar a los que allí viven y se acercan, fundado por la hermana Yenni, mujer fuerte y valiente, que no hace mucho caso al cáncer que padece porque tiene mucha gente a la que dar amor. Además, visitamos la asociación de las Bienaventuranzas, una asociación regida por el Padre Omar, un sacerdote que está entregando su vida hasta el extremo por los más pobres, por los preferidos del Señor.

Pero no solamente trabajamos en casas hogares, también disfrutamos de la compañía del grupo Scout de Villasalvador, y pudimos visitar a una ‘patrulla’ que estaba naciendo con mucha ilusión. Además, el grupo pacense hizo entrega de una donación para que estos jóvenes procedentes de familias muy pobres, pudiesen disfrutar de un bonito uniforme scout. También a estos niños se les invitó a un área verde donde pudieron disfrutar de un día de campo y de piscina. El grupo también visitó y colaboró económicamente en la reconstrucción de dos casas de un cerro que habían sido quemadas y que estaban en muy mal estado.

A mitad de misión, dejamos Villasalvador y nos pusimos rumbo a Chachapoyas, diócesis muy querida por la nuestra. Allí se encuentran las hermanas Formacionistas, congregación pacense que lleva muchos años misionando en Perú. Aquellos días fuimos recibidos en la comunidad de misión Santo Tomás, comunidad guiada por las Corazonistas. También visitamos el comedor de la Hermana Cati, religiosa ‘poblanchina’ que se ha gastado hasta la muerte por aquellos que no tenían a nadie que se desgastara por ellos. Qué orgullo ver cómo la Iglesia pacense se extiende hasta aquellos lugares lejanos, qué orgullo saber que allí, tan lejos, nuestra Archidiócesis tiene una casa que consuela y conforta al estilo de Jesús.

Si tengo que sintetizar en unas palabras esta experiencia misionera se resumiría en una expresión. ¡Qué grande has estado Señor! Ha estado grande porque nos ha permitido verlo en los más pobres.

En aquellos niños de los cerros que venían a jugar con nosotros y a recoger el juguete que le habíamos llevado desde España. Se ha hecho presente en aquellas mujeres que se reúnen para cocinar en una olla común para que llevar un plato de comida a casa sea más fácil. Ha estado presente en cada sacerdote que se desvive por sus fieles, en cada monja que no tiene problema de ‘manejar’ horas y horas el coche para ir desde un pueblo a otro. Ha estado presente en las niñas de la Casa Hogar, niñas que a pesar de no tener lo que en España, sí tienen la alegría y el cariño que tantas veces les falta a nuestros niños.

El Señor ha estado muy presente en todo, pero donde más lo he visto ha sido en cada persona que se siente Iglesia, que sabe que la barca la lleva Jesús y que Él es el único protagonista. Donde más lo he visto ha sido en cada persona que nos hace pensar en la importancia que tiene la Iglesia para muchos. Una Iglesia que tendrá fallos, dificultades, pero que es madre consoladora de los más débiles y como buena madre siempre está ahí para darse por completo, siempre está ahí para llenar de los colores del arcoíris el corazón de los que nos sentimos parte de ella”.

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