La Iglesia de Sri Lanka alza su voz ante el hambre que sufre su pueblo

  • On 22 de junio de 2022

OMPRESS-SRI LANKA (22-06-22) Por todo el país se han levantado protestas ante la crisis alimentaria que atraviesa, fruto de la caída del turismo debida al covid, y, sobre todo, por un paso drástico a la agricultura “ecológica” que ha llevado a que la producción del país, según estimaciones diversas, haya quedado reducida a menos de la mitad. El 10 de junio la Conferencia Episcopal de Sri Lanka, en una declaración conjunta de todos los obispos, expresaba su “profunda preocupación por la triste situación que se vive hoy en el país”. Y hacía una descripción terrible, “las personas están tiradas por los caminos sin productos básicos como alimentos, combustible y gas doméstico e industrial. Los pacientes se quedan en la estacada sin los medicamentos necesarios para mantenerse con vida. Los padres anhelan encontrar productos lácteos para bebés y niños. La tragedia que ha golpeado a nuestra nación es, sin lugar a dudas, la peor de nuestra época”. Los obispos consideran que “el país ha sido empujado a un punto muerto y a tener que vivir al día”. Esto hace que “la escalada desenfrenada de los precios de los productos de primera necesidad, el desabastecimiento y el acaparamiento afecten gravemente el día a día de las personas que se ven obligadas a hacer largas colas en las calles”.

Desde la Iglesia católica se ha intentado ayudar a través de Cáritas, pero no es suficiente. “En primer lugar”, piden los obispos, “se debe mejorar la producción de alimentos. Para esto, el sector agrícola debe recibir subsidios sustanciales en fertilizantes”. Y, para ello, piden que, “en lugar de participar en disputas políticas, es imperativo pensar en el futuro del país. No debe haber incitación al odio entre la gente, especialmente sobre la base de la raza, la religión y los partidos políticos. Se deben reconocer las constantes protestas y manifestaciones, especialmente de ciudadanos jóvenes, que han llevado a abordar la necesidad de un cambio de sistema”. Protestas legítimas, porque “las principales causas de la crisis económica han sido la corrupción desenfrenada y la mala gestión absoluta por parte de los sucesivos gobiernos y la inestabilidad política”. Piden e imploran que pare la corrupción y que se consagre en la constitución de Sri Lanka “la independencia absoluta del poder judicial”, porque sólo así “el país podrá avanzar con la esperanza de soluciones a más largo plazo, como el autosostenimiento agrícola, la economía orientada a la exportación, las inversiones extranjeras y el turismo”.

Algunos políticos srilankeses han acusado al arzobispo de Colombo, el cardenal Malcolm Ranjith, y a otros líderes católicos de incitar las protestas que están teniendo lugar en el país. Aunque muchas de las supuestas “protestas” violentas son como las llevadas a cabo por muchas religiosas durante la pasada cuaresma, cuando por solidaridad y por necesidad – no había gas – comieron sus alimentos crudos durante una semana.

Lo cierto es que es la mayor crisis de la historia del país desde su independencia en 1948. El gobierno se ha visto obligado a declarar una “emergencia alimentaria” y fijar el precio de cada alimento. La pandemia ha destruido la industria turística de Sri Lanka, que solía ser su gran fuente de divisas. Pero la segunda razón fue un verdadero “experimento” cuando Sri Lanka prohibió las importaciones de todos los fertilizantes químicos, convirtiéndose en el primer país del mundo en optar por la agricultura 100% orgánica y ecológica. Y esto cuando la mayoría de los agricultores del país utilizaban fertilizantes químicos y no tenían idea alguna de cómo hacer la supuesta transición a la agricultura orgánica. Resultado, la producción de alimentos, de los que Sri Lanka era tradicionalmente exportadora, se ha derrumbado a menos de la mitad. Como piden los obispos de Sri Lanka, recemos pidiendo “la asistencia divina y deseando las bendiciones de Dios para nuestro país”.

 

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