La Iglesia de Puerto Rico, primogénita de la evangelización de América

La Iglesia de Puerto Rico, primogénita de la evangelización de América

  • On 20 de noviembre de 2024

OMPRESS-PUERTO RICO (20-11-24) El arzobispo de San Juan de Puerto Rico, el franciscano Roberto Octavio González Nieves, ha dirigido a los 1.300 asistentes al Congreso Americano Misionero (CAM6) un mensaje inaugural, en el que ha expresado su gratitud por la fidelidad a la evangelización y a la misión de los puertorriqueños. Los participantes, acogidos en la sede de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico donde se desarrolla el Congreso, han recibido “la más fraternal bienvenida a estas tierras que pisó Cristóbal Colón en 1492, a estas tierras que nuestros nobles indígenas taínos y Caribes llamaron Boriquén y que nuestros poetas y poetisas la han llamado Perla del Caribe”. Mons. González Nieves ha dado las gracias a la diócesis de acogida, a la Universidad y todos los que han hecho posible el encuentro.

En su mensaje ha destacado el carácter de vínculo entre dos realidades que caracteriza la historia de Puerto Rico. Ha recogido las palabras de un comediante que decía: “Nosotros, los puertorriqueños, estamos en medio de todo: en medio de las Antillas; de las Antillas mayores somos la más pequeña y de las Antillas menores somos la más grande; estamos en medio del océano Atlántico; en medio del Caribe; en medio del trópico, en medio de los dos continentes americanos, estamos en medio de nuestro estatus político, ni país, ni Estado”. Pero también ha resaltado que en Puerto Rico se estableció una de las tres primeras diócesis del Nuevo Mundo: “En 1511 el entonces Papa Julio II creó las diócesis de Santo Domingo, La Vega (ambas en la hermana nación de República Dominicana) y la diócesis de San Juan. De esas tres diócesis, a la primera que llegó un obispo a pastorearla, fue a la diócesis puertorriqueña, en la persona del obispo español Don Alonso Manso. Así lo resaltó San Juan Pablo II cuando nos visitó en 1984: ‘Ese amor a María os viene desde los primeros misioneros, venidos de tierras de arraigada tradición mariana. Vuestros religiosos, sacerdotes y obispos —ininterrumpidamente desde el primer Pastor de esta sede arzobispal, Alonso Manso, el primer Prelado que pisó tierra americana— os han inculcado esta devoción’. Como dije una vez, eso le dio a Puerto Rico la primogenitura de la eclesialización en América”.

Por eso, señalaba el arzobispo de San Juan, “me emociona grandemente pensar que en nuestra patria, la más pequeña de las Antillas mayores, es en la que se hunden las primeras raíces de la eclesialización del Nuevo Mundo”. Y es que, resaltó, “América está hermanada por la fe cristiana. Una fe que proclama un amor a Dios y al prójimo. Por eso nos solidarizamos con nuestros países, como lo hemos hecho de manera especial con la Iglesia en Nicaragua que vive una de las persecuciones más violentas en América actualmente”. Es una Iglesia, decía Mons. González Nieves, que “ha crecido del espíritu misionero de tantos españoles y holandeses, y en el último siglo con hermanos norteamericanos y norteamericanas, especialmente religiosas que fundaron muchas escuelas católicas en Puerto Rico y en las últimas décadas, con sacerdotes y religiosas y religiosos dominicanos, cubanos, colombianos, mexicanos, haitianos y venezolanos”. Y es también una Iglesia que vivió un acontecimiento traumático y político en 1898, cuando pasó de la soberanía española a la de Estados Unidos. Un acontecimiento que llevó a un esfuerzo por parte del gobierno federal por “hacer de Puerto Rico el primer país latinoamericano protestante, dividiéndose la Isla entre cinco regiones de distintas confesiones protestantes”, pero la Iglesia católica “nunca se ha resignado y ha demostrado la fortaleza de su identidad católica. ¡Cuanto más duro nos golpean, más fuertes nos hacemos!”. Quedó claro entonces y ahora que “nuestra Iglesia, tanto a nivel mundial como en Puerto Rico, tiene en los laicos y laicas su mayor tesoro”. Recordó también la devastación causada por el Huracán María en 2017 cuando murieron cuatro mil personas, por las que todavía “nuestro pueblo se encuentra de luto”.

Dirigiéndose a los laicos, el arzobispo de San Juan, valoró que “ustedes son las piedras vivas de esta Iglesia sobreviviente; a ustedes les debemos tanto en la catequesis, como en edificación de templos como en el sostenimiento del clero y religiosas y en testigos y modelos de santidad. Ustedes son los que en gran medida cargan la cruz de Cristo cuando evangelizan, cuando crean hogares, cuando trabajan, cuando atesoran y exigen el derecho a la vida, a la salud, a la educación, al trabajo, a la vida digna y a la autodeterminación de la Patria”. Recordó la alegría, en el 2001, por el primer beato de la isla, el laico Carlos Manuel Cecilio Rodríguez Santiago, dedicado a la catequesis misionera y muy centrado en el Misterio de la Vigilia Pascual, a la que se refería diciendo “vivimos para esa noche”.

“Ahora, hacemos nuevamente historia eclesial”, concluía el arzobispo puertorriqueño, “al recibirlos en este sexto Congreso Misionero Americano, encuentro entre nuestras distintas culturas marcadas por una sola fe, un solo bautismo y un solo Señor”.

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