La herencia de los misioneros en una catedral

  • On 23 de septiembre de 2021

OMPRESS-RUMANÍA (23-09-21) Reabierta al público la catedral católica de Iași, en el noreste de Rumanía, en la frontera con Moldavia, una catedral “testigo del pasado”, en la que están enterrados numerosos misioneros, entre ellos el misionero italiano Francesco Antonio Tasso. Así lo recoge SIR, la agencia de noticias de la Conferencia Episcopal Italiana, que recuerda la labor que llevaron a cabo los misioneros italianos llegados a esta, entonces, remota zona de Europa.

La catedral, construida en el siglo XVIII por misioneros franciscanos italianos, fue reabierta el pasado miércoles 15 de septiembre, después de un extenso trabajo de restauración, que comenzó en 2017. La celebración eucarística que marcó la reapertura estuvo presidida por el obispo de Iași, Mons. Iosif Păuleț, con la presencia del nuncio apostólico en Rumania, el madrileño Mons. Miguel Maury Buendía, y otros obispos católico-romanos y greco-católicos de otras diócesis y eparquías de la Iglesia en Rumanía, además de numerosos sacerdotes y fieles, representantes de otros cultos y autoridades civiles. En el nuevo altar central, consagrado por Mons. Păuleț, se han colocado reliquias de apóstoles, mártires de los primeros siglos de la Iglesia y de los últimos tiempos, extranjeros y rumanos, católicos romanos y católicos griegos, y también de una mujer rumana, Verónica Antal.

Construida en estilo barroco, bajo la dirección de los misioneros franciscanos Antonio Mauro y Fidelis Rocchi, la catedral fue consagrada en 1789 y dedicada a Nuestra Señora de la Asunción. Entre otras cosas, durante los trabajos de restauración se descubrió la tumba de un misionero italiano, Francesco Antonio Tasso, fallecido en 1765 con fama de santidad. Y en la catedral también fueron enterrados el padre Rocchi y el primer obispo de Iași, el franciscano italiano Nicola Giuseppe Camilli, fallecido en 1915, a causa de la epidemia de peste, y otros sacerdotes y obispos misioneros, de origen italiano.

“Testigo del pasado”, la calificó el obispo de Iași en su homilía, la catedral es también una invitación “a asumir la identidad cristiana, profesada y defendida por nuestros antepasados, y a estar atentos a la inspiración también del Espíritu Santo para poder abrir caminos de esperanza”. Víctima de varios terremotos y un incendio, la catedral de Iași ha estado clausurada en los últimos años y sometida a extensas obras de restauración. Ahora, después de la restauración, las celebraciones litúrgicas y los turistas volverán a la catedral, en la que podrán visitar no solo la iglesia, sino también una exposición sobre la misma. “Esta casa de Dios ha de ser verdaderamente un signo de nuestra comunión, con la fe de quienes nos precedieron, un lugar donde experimentamos visiblemente la belleza de la Iglesia”, concluyó en su homilía Mons. Iosif Păuleț.

 

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