La gran pasión misionera de San Daniel Comboni
- On 20 de septiembre de 2023
OMPRESS-ROMA (20-09-23) El Santo Padre ha continuado, en la audiencia general de hoy miércoles, con las catequesis sobre la pasión evangelizadora y el celo apostólico, presentando como ejemplo a San Daniel Comboni, un apóstol, lleno de celo por África, de cuyos pueblos dijo: “Se han hecho con mi corazón, que solo vive para ellos. Moriré con África en mis labios”.
“El más feliz de mis días será aquel en el que pueda dar la vida por vosotros”, decía el santo misionero. Todo ello, recordaba el Papa, “en un contexto caracterizado por el horror de la esclavitud, del que era testigo”. Comboni, a la luz de Cristo, entendió “que la esclavitud social tiene sus raíces en una esclavitud más profunda, la del corazón, la del pecado, de la que el Señor nos libera”. Desgraciadamente, recordaba el Papa Francisco, “la esclavitud, así como el colonialismo, no es un recuerdo del pasado. En el África tan amada por Comboni, hoy desgarrada por muchos conflictos se vive “un drama ante el que el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca”. Por eso, volvió a recordar el Papa lo que dijo en la República Democrática del Congo en enero de este año: “Dejen de asfixiar África: no es una mina que explotar ni un suelo que saquear”.
Volviendo a Comboni recordó cómo la enfermedad le hizo volver de la misión y cómo, incapaz de olvidar África, “sintió que el Señor le inspiraba un nuevo modo de evangelización, que resumió en estas palabras: «Salvar África con África»”. Una intuición fuerte, que “contribuyó a renovar el compromiso misionero: las personas evangelizadas no era solo ‘objetos’, sino ‘sujetos’ de la misión. Y san Daniel Comboni quiso hacer de todos los cristianos protagonistas de la acción evangelizadora. Y con este espíritu pensó y actuó de manera integral, involucrando al clero local y promoviendo el servicio laico de los catequistas”.
La gran pasión misionera de Comboni no nacía de su valentía ni estaba motivada solo por valores, como la libertad, la justicia o la paz, nacía de la alegría del Evangelio, nacía del amor de Cristo y llevaba al amor por Cristo. Por eso escribió: “Una misión tan ardua y laboriosa como la nuestra no puede vivir de una patina, de sujetos con el cuello torcido, llenos de egoísmo y de sí mismos, que no cuidan adecuadamente la salud y la conversión de las almas”. Su deseo, añadía el Papa Francisco, era ver misioneros ardientes, alegres, comprometidos; “la fuente de la capacidad misionera, para Comboni, es la caridad, en particular el celo por hacer propio el sufrimiento de los demás”.
San Daniel da testimonio del amor del Buen Pastor, que busca a los perdidos y da su vida por el rebaño, “el sueño de Comboni es una Iglesia que haga causa común con los crucificados de la historia, para vivir con ellos la resurrección”, explicaba el Papa, y animaba a pensar en los crucificados de hoy: “hombres, mujeres, niños, ancianos crucificados por historias de injusticia y dominación. Pensemos en ellos y oremos. Su testimonio parece repetirnos a todos nosotros, hombres y mujeres de Iglesia: ‘No os olvidéis de los pobres, amadlos, porque Jesús crucificado está presente en ellos, esperando resucitar’”.