La “fama sanctitatis” de Fulton Sheen

  • On 13 de diciembre de 2024

OMPRESS-ESTADOS UNIDOS (13-12-24) Cada vez está más cerca la beatificación de quien fuera Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en Estados Unidos y el católico más influyente del país en el siglo XX, Mons. Fulton Sheen, un pionero en el uso de los medios de comunicación para llevar la fe al corazón de todas las personas.

Tras el fallecimiento de Sheen se creó la Archbishop Fulton J. Sheen Foundation para promocionar su legado –grabaciones de sus programas, libros, iniciativas pastorales– y, también, para recoger los numerosos testimonios de su santidad de vida. En el último boletín de esta fundación, se reconoce ya la “fama sanctitatis” del obispo norteamericano, condición necesaria para cualquier beatificación. El director de la fundación, párroco en la diócesis de Peoria, Mons. Jason Gray, señalaba varios indicadores de esta “fama”: miles de peregrinos acuden cada año a visitar la tumba del Siervo de Dios, en Peoria, su diócesis. Los peregrinos vienen de todo Estados Unidos, pero también de otros países. Y cada año el número aumenta. Siguen vendiéndose, y cada vez más, sus libros, no solo los más conocidos, lo que ha llevado a reeditar títulos para responder a la demanda de los fieles. A Peoria llegan informes de gracias y favores que se han recibido a través de su intercesión. El museo Sheen sigue recibiendo contribuciones de recuerdos de personas de todo el país, que ilustran aun más su vida. Son numerosísimas las entrevistas en programas de televisión, podcasts y programas de radio en las que se habla de él.

Fulton Sheen nació en El Paso, Illinois, en 1885. Su familia se mudó a Peoria, una ciudad, cabeza de la diócesis del mismo nombre, también de Illinois. Creció frecuentando la parroquia de la Catedral de Santa María, donde fue monaguillo. Cuando tenía 12 años le criticaron por lo mal que hablaba en público, se dedicó conscientemente a mejorar su oratoria, leyendo y practicando. Sintió que Dios le llamaba al sacerdocio. Ordenado sacerdote en 1919, su obispo le envió a estudiar a Europa, a Lovaina. Al volver, le encomendaron la Parroquia de San Patricio en Peoria, que fue siempre una referencia a lo largo de su vida.

La Universidad Católica de América, en Washington, solicitó sus servicios como profesor. Es en esta época cuando comenzó una especie de “ministerio para la conversión” que le acompañó toda su vida. Tenía un don para guiar a la fe a personas con las que tenía un encuentro casual. Pobres, ricos, famosos o personas de la calle, a todos los intentaba acercar a Dios. Una especie de director espiritual para quienes estaban buscando… Desde neoyorkinos de clase trabajadora, que conocía en su vida cotidiana, hasta grandes celebridades se convirtieron al catolicismo por su ejemplo y su guía: el fabricante de coches Henry Ford II, la actriz de Hollywood Virginia Mayo, escritores, políticos, compositores… Sin duda la conversión más impactante sería la de Bella Dodd (1904-1969), la figura más conocida del comunismo estadounidense.

También fue en esta época cuando comenzó el apostolado que marcaría su vida, los medios de comunicación. Desde 1930, durante 22 años dirigió el programa de radio The Catholic Hour (La hora Católica). En 1951 fue consagrado obispo auxiliar de Nueva York y comenzó su famosa serie de televisión, en la emisora ABC, con el programa “Life is Worth Living” (La vida merece vivirse) de 1952 a 1957, y “The Fulton Sheen Program”, de 1961 a 1968, que fue una continuación del primer programa. Llegó a tener una audiencia de 30 millones de telespectadores semanales, ganando dos premios Emmy.

Fue en estos años cuando fue nombrado director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Estados Unidos. Lo fue durante 16 años (1950-1966), pero en realidad la misión nunca le abandonó y siguió apoyando toda la labor de las Obras Misionales Pontificias hasta su muerte, dando un verdadero toque de universalidad a todo lo que hablaba y vivía. Las ganancias de sus libros y programas las dedicó en gran parte a las Obras Misionales Pontificias. Creó el Rosario Misionero que se adoptaría en todo el mundo, con sus cinco colores que inspiran muchas actividades de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera.

Como obispo participó en todas las sesiones del Concilio Vaticano II. Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, trabajó con él en diversas ocasiones. Cada vez que hablaba nos fascinaba, reconocía en una entrevista el difunto Papa. En 1969, Mons. Sheen fue nombrado obispo de Rochester, en el Estado de Nueva York. En 1979, tres meses antes de morir, se encontró con el Papa Juan Pablo II en el viaje apostólico que hizo este a Estados Unidos. El santo Papa le abrazó y le dijo: “¡Has escrito y hablado bien de Nuestro Señor Jesucristo! ¡Eres un hijo leal de la Iglesia!”. Mons. Sheen murió el 9 de diciembre de 1979 con 84 años de edad y después de 60 años de servicio como sacerdote.

Su proceso de beatificación comenzó en el año 2002. El milagro reconocido es el de la curación inexplicable de James Fulton Engstrom, un niño nacido aparentemente muerto en septiembre de 2010, hijo de Bonnie y Travis Engstrom, en el pueblo de Goodfield, en la zona de Peoria. El pequeño James no mostró signos de vida cuando los profesionales médicos trataron de revivirlo, por lo que sus padres pidieron al Siervo de Dios que lo curase. A pesar de que el bebé no presentó pulso durante una hora después de su nacimiento, su corazón comenzó a latir otra vez. El panel de asesores médicos del Vaticano determinó que no hay explicación médica para la curación del bebé.

Todos los que le conocieron destacaron que era muy devoto de la Eucaristía, algo que ha llamado la atención en medio del “Renacimiento Eucarístico” que se está viviendo en Estados Unidos, durante este último año. Todos los días vivía una hora de oración ante el Santísimo, y ante él, en una capilla de Manhattan, Nueva York, falleció.

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