La Expo misionera que precedió a la creación del Domund
- On 31 de marzo de 2025
OMPRESS-ROMA (31-03-25) La agencia de noticias Fides ha recordado los cien años de lo que fue un acontecimiento en su época: la Exposición Misionera Vaticana, celebrada en los Jardines Vaticanos en el año jubilar de 1925, que atrajo a peregrinos y visitantes de todo el mundo. Fueron cientos los objetos, documentos y fotografías que integraron esta gran exposición.
La iniciativa fue impulsada por Pío XI, que supervisó personalmente la realización de esta Expo que no tenía precedentes. Achille Ratti, Pío XI también en esto se mostró como el “Papa de las Misiones” –así se le acabaría conociendo–. En 1922 acogió a las Obras Misionales, como Pontificias, este mismo año de la exposición, 1925, canonizó a Santa Teresa del Niño Jesús, a la que haría Patrona de las Misiones, y en 1926 establecería la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund, que se celebra desde entonces. También en 1926, en la colina romana del Gianicolo, se completó el traslado del Pontificio Ateneo Urbaniano, precursor de la actual Pontificia Universidad Urbaniana, destinada a la formación de seminaristas procedentes de territorios de misión. Un año después, en 1927, nació la Agencia Fides, la primera agencia misionera de la Iglesia, con el objetivo de difundir la labor evangelizadora en el mundo.
La Exposición Misionera Vaticana de 1925 respondía a un propósito claro: “Reunir y exponer en esta Ciudad, capital del mundo, todo lo que es capaz de arrojar luz sobre la naturaleza y la acción de las misiones católicas, sobre los lugares donde actúan, en una palabra, todo lo que se refiere a ellas”, escribió el propio Pío XI. Para materializar su proyecto, confió la organización de la Exposición Misionera Vaticana al cardenal holandés Willem Marinus Van Rossum, entonces Prefecto de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, el hoy Dicasterio para la Evangelización. Siguiendo las instrucciones del Pontífice, Van Rossum reunió inicialmente, a título consultivo, a representantes de los Institutos Misioneros residentes en Roma. Para organizar la Expo, Van Rossum creó un Comité Directivo, en el que participaba Angelo Roncalli, quien en 1958 sería elegido Papa Juan XXIII.
La decisión de Pío XI de impulsar este evento trascendía el ámbito religioso. En una Europa aún traumatizada por la Primera Guerra Mundial, el Papa veía en la Expo un mensaje de esperanza y un testimonio del papel de la Iglesia en un mundo marcado por la secularización. Instalados en los jardines contiguos a los Museos Vaticanos, los pabellones de la Exposición se dividieron en dos grandes bloques según criterios geográficos: Tierra Santa, América, algunas regiones de Asia e Indochina en el Patio del Pinar; China, Japón, Oceanía y África en el jardín contiguo. En la galería del Museo Chiaramonti se instalaron stands dedicados a los viajes, hazañas e historias de todos los Institutos Misioneros que participaron en la Expo. Además, se destinó un pabellón aparte al tema de la higiene y la medicina, resaltando la labor sanitaria de los misioneros. El conjunto ocupaba una superficie de aproximadamente 10.000 metros cuadrados, con un total de treinta y ocho pabellones.
La inauguración por el mismo Papa tuvo lugar el 21 de diciembre de 1924, pocos días antes de la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro del Año Jubilar de 1925. Un año después de la Exposición, y a instancias de Pío XI, se seleccionaron unas 40.000 obras de las expuestas, que se reunieron en el primer Museo Etnológico Misionero de la historia. Cien años después, muchas de estas obras se exhiben hoy en los Museos Vaticanos, en la sección titulada “Museo Etnológico Anima Mundi”.
Esta exposición inspiraría, a una escala más humilde, la “Exposición de las Misiones”, que formaría parte de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, en la que, por primera vez, estarían presentes las Obras Misionales Pontificias y que coordinó y presentó la labor de los Institutos y Congregaciones Misioneras que enviaban misioneros desde España.