La alegría plena de un misionero argentino en Mozambique

  • On 10 de diciembre de 2024

OMPRESS-MOZAMBIQUE (10-12-24) El padre Juan Gabriel Arias, sacerdote argentino de la archidiócesis de Buenos Aires lleva diez años en la zona sur de este país africano, en la misión de San Benedicto de Mangundze, en la diócesis de Xai Xai. Pide oraciones por los misioneros y seguir la propia vocación. En una entrevista concedida a las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos este misionero de la diócesis del Papa Francisco, explica que ha encontrado plenitud en su labor misionera en Mozambique.

Según datos de 2023, se estima que el 62 % de la población de Mozambique, aproximadamente 21 millones de personas, vivía en extrema pobreza, una condición que se define por vivir con menos de 1,90 dólares al día. Es en esta situación, con tantas personas en necesidad, en la que vive el padre Juan Gabriel Arias. “Ser misionero en Mozambique es vivir los sueños que tenía cuando entré al seminario”, explica. “Cumple todas mis expectativas y me permite vivir el sacerdocio en plenitud. Es lo que más me completa como sacerdote y como persona”.

Cuenta que “durante mis años de seminario, hice muchas misiones dentro de Argentina, viajando a lugares como Santiago del Estero y la Patagonia, en el sur del país”. Pero aquello era muy diferente de trabajar en África: “En Argentina, sentí que estaba ministrando a personas que tenían más fe que yo. Aquí, me siento mucho más útil. Argentina tiene muchos más sacerdotes y agentes pastorales en comparación con la situación aquí, donde la Iglesia aún está creciendo y no está completamente establecida. El nivel de evangelización y el contexto social son muy diferentes”.

Cuando se le pregunta qué le diría a alguien que esté considerando convertirse en misioneros, incluso a los laicos, aconseja: “Recen, hablen con su director espiritual y comiencen a recopilar información. Si se sienten llamados a esta vida, necesitan formarse bien. Estudien catequesis, Teología y aprendan el idioma y la cultura si saben adónde van. La formación es crucial, no solo teológicamente sino también prácticamente. Si son arquitectos, médicos o tienen cualquier profesión, piensen en cómo pueden contribuir más allá de la evangelización”.

La mayor alegría del padre Juan como misionero es ver crecer las comunidades a las que sirve. “Ver crecer las comunidades, sentirme una herramienta del Espíritu Santo, ver cómo Dios obra en las personas y cómo cambia sus vidas a nivel pastoral me produce una alegría inmensa. La paternidad sacerdotal es muy importante para mí y estar aquí me hace sentir un padre para todos”. Pero los desafíos son importantes. “Cada lugar tiene sus problemas y sus dificultades, y hay que sopesar lo bueno y lo malo. En Argentina también tuve dificultades. Hay que discernir dónde se puede ser más útil y, en general, donde Dios más te necesita es donde se es más feliz”. El padre Juan Gabriel se considera un privilegiado por trabajar en Mozambique: “Tal vez no encajo en la idea tradicional de un misionero que sacrifica todo por los pobres, porque la verdad es que soy feliz sirviendo a Dios aquí. Mi zona de confort es ésta. ¡El sacrificio sería irme!”.

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