Jornada Mundial del Enfermo: la cercanía de Dios

  • On 28 de enero de 2025

OMPRESS-ROMA (28-01-24) Se acaba de hacer público el Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Enfermo que coincide con la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes y que, en consonancia con este año jubilar, lleva como lema “La esperanza no defrauda”, de la Carta a los Romanos.

Esta esperanza, dice el Papa Francisco, “nos hace fuertes en la tribulación”. En los momentos de enfermedad, “sentimos la necesidad de un apoyo superior a nosotros: necesitamos la ayuda de Dios, de su gracia, de su Providencia, de esa fuerza que es don de su Espíritu”. Propone por ello una reflexión sobre tres aspectos de la presencia de Dios, que permanece cerca de quien sufre: el encuentro, el don y el compartir.

El encuentro se experimenta a la vez que “toda nuestra fragilidad como criaturas” y “sentimos la cercanía y la compasión de Dios, que en Jesús ha compartido nuestros sufrimientos. Él no nos abandona y muchas veces nos sorprende con el don de una determinación que nunca hubiéramos pensado tener, y que jamás hubiéramos hallado por nosotros mismos”. La experiencia del dolor y la enfermedad “nos vuelve más fuertes, porque nos hace más conscientes de que no estamos solos. Por eso se dice que el dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación”.

En el sufrimiento, “nos damos cuenta de que toda esperanza viene del Señor”, que es el don. Como los discípulos de Emaús, también nosotros podemos compartir con Dios, “nuestro desconcierto, nuestras preocupaciones y nuestras desilusiones, podemos escuchar su Palabra que nos ilumina y hace arder nuestro corazón, y nos permite reconocerlo presente en la fracción del Pan, vislumbrando en ese estar con nosotros, aun en los límites del presente, ese ‘más allá’ que al acercarse nos devuelve valentía y confianza”.

El compartir se vive, dice el Papa Francisco en el mensaje, en los lugares donde se sufre, que “son a menudo lugares de intercambio, de enriquecimiento mutuo. ¡Cuántas veces, junto al lecho de un enfermo, se aprende a esperar! ¡Cuántas veces, estando cerca de quien sufre, se aprende a creer! ¡Cuántas veces, inclinándose ante el necesitado, se descubre el amor! Es decir, nos damos cuenta de que somos ‘ángeles’ de esperanza, mensajeros de Dios, los unos para los otros, todos juntos: enfermos, médicos, enfermeros, familiares, amigos, sacerdotes, religiosos y religiosas; y allí donde estemos: en la familia, en los dispensarios, en las residencias de ancianos, en los hospitales y en las clínicas”.

“Toda la Iglesia les está agradecida”, les decía el Papa a los enfermos y a quienes les cuidan. “También yo lo estoy y rezo por ustedes encomendándolos a María, Salud de los enfermos, por medio de las palabras con las que tantos hermanos y hermanas se han dirigido a ella en las dificultades: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!”.

Comparte esta noticia en: