Jornada de Oración por la Iglesia en China mañana 24 de marzo

  • On 23 de mayo de 2025

OMPRESS-CHINA (23-05-25) En la fiesta litúrgica de María, Auxilio de los cristianos, se celebra este día de especial oración por la Iglesia en China. Es esta advocación de la Madre de Dios, la que se venera en el santuario de Sheshan, Shanghai, y fue Benedicto XVI quien instituyó esta jornada en 2007.

La Basílica de Nuestra Señora de Sheshan es un Santuario Mariano construido originalmente en 1871 como agradecimiento a la Virgen por salvar a Shanghai de una masacre contra los cristianos. La actual basílica se construyó entre 1925 y 1935. Los peregrinos rezan y meditan la Pasión de Cristo en las estaciones de la Cruz en un camino que asciende hasta la basílica. Fue aquí donde tuvo lugar el primer sínodo de los obispo y la Iglesia de China en 1924 los obispos católicos de China tuvieron su primera reunión en la basílica. Durante los primeros años del régimen comunista, el obispo y los sacerdotes de Shanghai realizaron una peregrinación para formalizar un voto solemne de fidelidad a la fe y a la Iglesia.

La basílica fue confiscada por el gobierno comunista en la década de los 50 y fue severamente dañada por la “Revolución Cultural” de 1966. En 1981 el gobierno chino la entregó a la Asociación Católica Patriótica Católica China (CCPA), una iglesia fundada por el gobierno comunista en 1957 con el fin de dividir a los católicos y separarlos de la comunión con Roma. La mayoría de los sacerdotes rehusaron entrar en esta asociación y fueron enviados a la cárcel o a campos de concentración. Muchos murieron mártires. El obispo de Shanghai, Mons. Ignatius Kung Pin-mei Kung permaneció en prisión durante más de 32 años. San Juan Pablo II lo creó cardenal in pectore en 1979.

En su carta de 2007 a los católicos chinos, el Papa Benedicto XVI animaba a la celebración de este día especial de oración: “Os exhorto a celebrarlo renovando vuestra comunión de fe en Jesús, Nuestro Señor, y vuestra fidelidad al Papa, rogando para que la unidad entre vosotros sea cada vez más profunda y visible”. Añadía además que “en esta misma Jornada, los católicos en el mundo entero –en particular los de origen chino– han de mostrar su solidaridad y solicitud fraterna por vosotros, pidiendo al Señor de la historia el don de la perseverancia en el testimonio, seguros de que vuestros sufrimientos pasados y presentes por el santo Nombre de Jesús y vuestra intrépida lealtad a su Vicario en la tierra serán premiados, aunque a veces todo pueda parecer un triste fracaso”.

El Papa compuso una oración especial a Nuestra Señora de Sheshan para este día: “Virgen Santísima, Madre del Verbo Encarnado y Madre nuestra, venerada con el título de «Auxilio de los cristianos» en el Santuario de Sheshan, a la que se dirige con devoción toda la Iglesia en China, hoy venimos ante ti para implorar tu protección. Mira al Pueblo de Dios y guíalo con solicitud maternal por los caminos de la verdad y el amor, para que sea siempre una levadura de convivencia armoniosa entre todos los ciudadanos. Con el dócil «sí» pronunciado en Nazaret, tú aceptaste que el Hijo eterno de Dios se encarnara en tu seno virginal iniciando así en la historia la obra de la Redención, en la que cooperaste después con solícita dedicación, dejando que la espada del dolor traspasase tu alma, hasta la hora suprema de la Cruz, cuando en el Calvario permaneciste erguida junto a tu Hijo, que moría para que el hombre viviese. Desde entonces llegaste a ser, de manera nueva, Madre de todos los que acogen a tu Hijo Jesús en la fe y lo siguen, tomando su Cruz. Madre de la esperanza, que en la oscuridad del Sábado Santo saliste al encuentro de la mañana de Pascua con confianza inquebrantable, concede a tus hijos la capacidad de discernir en cualquier situación, incluso en las más tenebrosas, los signos de la presencia amorosa de Dios. Señora nuestra de Sheshan, alienta el compromiso de quienes en China, en medio de las fatigas cotidianas, siguen creyendo, esperando y amando, para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús. En la estatua que corona el Santuario tú muestras a tu Hijo al mundo con los brazos abiertos en un gesto de amor. Ayuda a los católicos a ser siempre testigos creíbles de este amor, manteniéndose unidos a la roca de Pedro sobre la que está edificada la Iglesia. Madre de China y de Asia, ruega por nosotros ahora y siempre. Amén”.

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