John Henry Newman, el misionero del corazón y la inteligencia
- On 14 de febrero de 2019
OMPRESS-ROMA (14-02-19) El Papa Francisco ha aprobado la publicación del decreto de canonización del beato John Henry Newman (1801-1890), el cardenal inglés que marcó la vida de la Iglesia de su tiempo tanto en su país como fuera de él. La figura del cardenal inglés está muy ligada a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y a las Obras Misionales Pontificias, puesto que en la sede central de Roma de ambas instituciones se encuentra la Capilla Newman. El futuro cardenal, tras su conversión del anglicanismo, vivió y estudio en el entonces Colegio de Propaganda Fide y en dicha capilla celebró su primera misa. Tras ella entraría en el noviciado de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri. Precisamente en su recuerdo tendrá lugar una celebración de acción de gracias en esta capilla el próximo sábado 23 de febrero.
El cardenal Newman fue beatificado por Benedicto XVI en Birmingham el 19 de septiembre de 2010. Nacido en Londres en 1801 y clérigo anglicano, gran intelectual, cuya obra todavía hoy es objeto de estudio, Newman fue capellán en Oxford antes de su conversión al catolicismo. Se le considera un inspirador de la relación entre fe y razón y de otros temas del concilio Vaticano II, como el valor de los laicos, el desafío educativo y el diálogo ecuménico. Fue el fundador en Inglaterra del Oratorio de San Felipe Neri. James Joyce lo consideraba el más grande de los escritores ingleses en prosa.
Su lema fue “cor ad cor loquitur”, el corazón habla al corazón, e insistía en la idea de que Jesucristo ha asignado una tarea específica a cada uno de nosotros, un “servicio concreto”, confiado de manera única a cada persona concreta: “Tengo mi misión, soy un eslabón en una cadena, un vínculo de unión entre personas. No me ha creado para la nada. Haré el bien, haré su trabajo; seré un ángel de paz, un predicador de la verdad en el lugar que me es propio… si lo hago, me mantendré en sus mandamientos y le serviré a Él en mis quehaceres”.
Como recordó el Papa Benedicto XVI el día de su beatificación, el cardenal Newman vivió con profundidad su ministerio sacerdotal “en su desvelo pastoral por el pueblo de Birmingham, durante los años dedicados al Oratorio que él mismo fundó, visitando a los enfermos y a los pobres, consolando al triste, o atendiendo a los encarcelados”. Miles y miles de personas le despidieron el día de su muerte, el 11 de agosto de 1890.