Jesús María Aristín, un obispo misionero lleno de ilusión y de energía

Jesús María Aristín, un obispo misionero lleno de ilusión y de energía

  • On 12 de septiembre de 2024

OMPRESS-BILBAO (12-09-24) El misionero pasionista y obispo del Vicariato Apostólico de Yurimaguas, en Perú, visitaba estos días la delegación de Misiones de Bilbao, y compartía su ilusión misionera, y su experiencia y vida con el pueblo de esta zona de la región amazónica de Perú.

El vicariato Apostólico de Yurimaguas tiene una extensión de 72.000 km, casi el tamaño de Castilla-La Mancha. Existen 800 comunidades en este territorio amazónico y para visitarlas Mons. Jesús Mari y las misioneras y misioneros de este vicariato tienen que desplazarse por los 120 ríos que recorren una región en la que prácticamente no hay carreteras. Solo en las afueras de la ciudad e Yurimaguas existen más de 100 asentamientos humanos. Son familias procedentes de la zona de la sierra peruana que emigran a la Amazonía buscando sustento en sus tierras. En los últimos 30 años se han ido creando pueblos: las familias llegan a la Amazonía, se apropian de una tierra y en pocos meses se crea un pueblo. El Vicariato acompaña desde la pastoral de la tierra, para, ayudarles con la legalización de los terrenos entre otras tareas.

Al definir a las personas con las que convive este misionero pasionista, explica que “son personas emprendedoras, abiertas, solidarias, sobre todo en la adversidad; y como todo ser humano, también tienen sus dificultades que intentan superar desde los principios fundamentales del pensamiento ancestral de los pueblos y nacionalidades indígenas: ‘ama killa, ama llulla, ama shwa’, que significa: ‘no ser ocioso, no mentir, no robar’ en idioma quechua”. Desde el Vicariato intentan que en cada comunidad haya tres personas animadoras elegidas por la propia comunidad, personas que convoquen y animen las celebraciones de la Palabra y acompañen. “Hacen unas celebraciones preciosas”, explica Mons. Aristín. Para la formación de estos animadores y animadoras se organizan al año dos cursos de dos semanas de duración. Los animadores y animadoras tienen que compatibilizar esta tarea con sus trabajos cotidianos, lo que conlleva un esfuerzo añadido.

Además, en lo material, se han propuesto en los últimos años mejorar el abastecimiento de agua a través de pozos y poco a poco se va consiguiendo, lo que mejora la situación sanitaria y la calidad de vida de la gente. Otro aspecto importante en la tarea del Vicariato es la educación. Cuentan con 14 centros de educación secundaria en las zonas más distantes. Colegios que tienen convenios con el estado, de manera que se financia la comida, el salario del profesorado. El centro elige la dirección y los profesores. Para cambiar las cosas la educación primordial. Por otro lado, se ha abierto recientemente una oficina para la defensa de los Derechos Humanos. Cuentan con un abogado muy comprometido y en pocos meses han atendido más de 700 casos, entre ellos, casos de maltrato hacia las mujeres.

El obispo de Yurimaguas señala que a lo largo de los años que lleva allí, ha visto cierta mejoría en la situación a pesar de las dificultades. Antes, los niños y niñas iban descalzos, ahora llevan zapatos… y en este momento el 25% de las personas trabajadoras están asalariadas, pero todavía queda mucho por hacer. El misionero se encuentra bien y tiene energías para seguir trabajando allá hasta que la salud le acompañe. Es un misionero incansable que comparte la vida y la fe con la gente de las comunidades, anunciando la Buena Noticia y trabajando por la construcción de un mundo más justo, más humano.

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