Intención de oración del Papa para marzo: los mártires y su impulso misionero
- On 1 de marzo de 2024
OMPRESS-ROMA (1-03-24) Oremos para que quienes, en diversas partes del mundo, arriesgan su vida por el Evangelio, contagien a la Iglesia su valentía, su impulso misionero. Y abiertos a la gracia del martirio, es la intención que propone el Papa Francisco para este mes de marzo, y que recuerda a tantos misioneros y fieles cristianos dispuestos a dar la vida por el Señor de la Vida.
“Este mes quiero contarles una historia que es un reflejo de la Iglesia de hoy. Es la historia de un testimonio de fe poco conocido. Visitando un campo de refugiados en Lesbos un hombre me dijo: ‘Padre, yo soy musulmán. Mi mujer era cristiana. Llegaron los terroristas a nuestro país, nos miraron y nos preguntaron nuestra religión. Vieron a mi mujer con el crucifijo y le dijeron que lo tirara al suelo. Ella no lo hizo y la degollaron delante de mí’. Histórico. Sé que él no tenía rencor. Se centraba en el ejemplo de amor de su mujer, un amor a Cristo que la llevó a aceptar y ser leal hasta la muerte.
Hermanos, hermanas, siempre habrá mártires entre nosotros. Es la señal de que vamos por el camino correcto. Una persona que sabe me decía que hay más mártires hoy que al inicio del cristianismo. El coraje de los mártires, el testimonio de los mártires, es una bendición para todos.
Oremos para que quienes, en diversas partes del mundo, arriesgan su vida por el Evangelio, contagien a la Iglesia su valentía, su impulso misionero. Y abiertos a la gracia del martirio”.
Un testimonio de este arriesgar la vida por el Evangelio ha sido el ataque de la semana pasada a la Iglesia de Essakane, en Burkina Faso, con quince fieles asesinados mientras asistían a Misa. Un ejemplo de lo que en tantos lugares del mundo significa vivir el día a día siendo un seguidor de Jesús crucificado. También son testimonio de quienes “arriesgan su vida por el Evangelio” son los 20 misioneros asesinados durante el 2023, en muchos casos por vivir en contextos de pobreza económica y cultural, de degradación moral, donde no hay respeto por la vida y los derechos humanos, donde lo normal suele ser la opresión y la violencia. “Los mártires”, decía el Papa Francisco, “no deben ser vistos como héroes que actuaron individualmente, como flores que brotan en un desierto, sino como frutos maduros y excelentes de la viña del Señor, que es la Iglesia”.