“Hasta morir de amor”, desde Níger
- On 13 de septiembre de 2023
OMPRESS-NÍGER (13-09-23) Rafael Marco, de la Sociedad de Misiones Africanas, misionero en Níger, vuelve a compartir en esta comunicación noticias de los niños invidentes de Gaya, y sus esperanzas en la misión y proyectos a llevar adelante dice, “despacico y callandico”, en uno de los países más pobres de la tierra.
“Hay una jota que empieza así: ‘Despacico y callandico, vengo a hicite (decirte) que te quiero… ¡Chankatachán…!’. En ese plan volvía de vacaciones de España, bueno, de idas y venidas, visitas de amigos y familiares, organismos y proyectos, médicos y tal, con sus tierras, montañas y ríos maternales. Y al abrir la puerta me viene corriendo mi mujercita preferida que va a cumplir cuatro años, Yveti, y gritando: ‘¡mope!, ¡mope!…’ que se me abraza a las rodillas y que levanto al cielo. Detrás de ella aparecen tan contentas y sonrientes Gloria, Sara, Abdu… y los niños invidentes a los que entrego el libro de mi sobrina Paulica, poco mayor que ellos, en francés y escritura Braille, sobre los colores y sentidos dedicado a ellos. No hacen falta muchos discursos para expresar la bienvenida, el reencuentro y ocupar el lugar que se te ha reservado. Todo parece como muy atado en mi cabeza.
Volvía con la impresión de iniciar una etapa nueva en diversos aspectos: el relanzamiento de las comunidades de base, estudio de la lengua songhay y de su cultura, una de las más importantes de África, con la intención de inculturar el mensaje del Evangelio en nuestra comunidad y en la juventud de Dosso… y emprender nuevos desafíos con los niños invidentes después de varios años de trabajo, experiencia y aprendizaje estableciendo un plan de formación lo más amplio, pedagógico y con las personas mejor preparadas y poderles ofrecer también un servicio y atención oftalmológicos según las posibilidades que nos pueden ofrecer los especialistas de aquí en un gran y formidable edificio de la misión que queremos adaptar.
Siempre con el sonsonete de esa jota, sin hacer ruido, y el empeño que os podéis imaginar. En eso estamos y seguimos con ese mismo espíritu a pesar de las turbulencias causadas por el golpe de Estado de hace un mes que creo nos cogió a todos por sorpresa. Aparentemente no ha habido ningún cambio si no es la incertidumbre y las amenazas que aparecen en el horizonte en el país más pobre de la tierra:
Primero la hambruna. Ya la cosecha se presentaba mal por la falta de lluvias, pero que se hayan cerrado las fronteras por donde llega el avituallamiento del país y se hayan suprimido las ayudas de todo tipo de los organismos internacionales… se puede prever una tremenda catástrofe. Después la violencia, que amenaza toda esta inmensa región del Sahel y que ya está actuando con el yihadismo, la penetración de otros intereses que no parecen menos ambiciosos como Rusia, China, países árabes…
En fin, seguimos con la misma estrofa y confianza en Dios. A nuestro nivel, y según nuestras posibilidades, estamos organizando una campaña de distribución de alimentos para las familias más necesitadas a partir de las comunidades de base de los distintos barrios de la ciudad, sin olvidar a los niños invidentes y sus familias. Y termina la jota: ‘…Que me muero, que me muero’ (hasta morir de amor). Nada menos”.