Gracias por recordarnos la misión
- On 14 de mayo de 2024
OMPRESS-MADRID (14-05-24) La Eucaristía y el envío fueron el centro de la celebración, este pasado domingo, de la Jornada del Misionero Diocesano en la archidiócesis de Madrid. Una veintena de misioneros, que saldrán en los próximos meses con destino a la misión, recibieron el respaldo de toda la Iglesia de Madrid, que marchará con ellos.
La Eucaristía en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, a las 12:00h, tuvo muy presentes a los 564 misioneros madrileños repartidos en 86 países de los cinco continentes. Amanda, Carmen, Cecilia, Elisabetta, Francisca, Gloria y Pablo, Juan Ignacio… son los nombres de algunos de estos misioneros. En la Solemnidad de la Ascensión, en el marco de la Catedral de la Almudena, han renovado su compromiso misionero y han recibido la bendición de toda la Iglesia que camina en Madrid.
El cardenal José Cobo, en la homilía de esta celebración, ha recordado que “desde pequeños se nos dice que lo bueno es ascender y ser reconocidos. Y cuando los discípulos buscan a Jesús lo hacen mirando en lo alto, pero resulta que Jesús hace con ellos un proceso de ascenso muy peculiar. El ascenso para Él es llegar al corazón del mundo: desde Belén, desde la cruz y desde la resurrección. Jesús lo que hace es vaciarse poco a poco para llegar al corazón del mundo y hoy lo contemplamos, como dice la Palabra de Dios, como la cabeza de un cuerpo que Él mismo va constituyendo”. En este domingo, festividad litúrgica de la Ascensión, añadía, “nos sentimos tremendamente vinculados a esta cabeza porque sentimos que Jesús nos da su cuerpo y nos lo da para así seguir yendo al corazón del mundo. Ese es el objetivo de la ascensión”.
Y dirigiéndose a los misioneros, les decía, “gracias de verdad por recordarnos la misión y por recordarnos que merece la pena dar ese paso adelante. Quedaros con nuestro agradecimiento y con el apoyo de toda la Iglesia, no solo ahora, sino sobre todo en los momentos más difíciles. Cuando uno camina con la Iglesia y se lanza a la misión también hay dificultades, nos gustaría estar allí también”, porque “no vais solos”. Como signo del acompañamiento de su Iglesia de origen recibieron, en un gesto sencillo pero entrañable la sencilla cruz del misionero que les acompañará en el tiempo de misión al que el Señor les ha llamado.