Fray Antonio Alcalde, franciscano, misionero y dedicado a los inmigrantes en Marruecos

Fray Antonio Alcalde, franciscano, misionero y dedicado a los inmigrantes en Marruecos

  • On 11 de junio de 2019

OMPRESS-MARRUECOS (11-06-19) El sábado tenía lugar en Tetuán, Marruecos, el funeral por el franciscano Antonio Alcalde Contreras, fallecido el jueves 6 de junio, tras ser aplastado por una puerta metálica en la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria de la localidad marroquí. El traslado del ataúd lo han realizado sus propios hermanos franciscanos.

Fallecido a los 78 años de edad, dedicó su vida al trabajo social con inmigrantes y a personas en el umbral de la pobreza en el norte de Marruecos. La misa ha estado presidida por el Monseñor Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger.

Fray Antonio nació en la provincia de Jaén, en el año 1941. Su primera profesión en la orden franciscana fue en 1959. Era misionero en la custodia franciscana de Marruecos desde 1994. En estos 25 años, fray Antonio ha servido en la Iglesia marroquí en los conventos de Casablanca, Rabat, Tánger, y actualmente en Tetuán, donde llevaba tres años. Había participado en la preparación de un episodio de Misioneros por el Mundo de 13TV y las OMP, que se emitirá en la próxima temporada. En él ha dejado testimonio de su amor y preocupación por los demás.

“Siempre servicial; atento con todos, incansable trabajador, alegre, profundo”, así le recuerdan en la archidiócesis de Tetuán. “Un vocablo suyo, acompañado de alguna cita de la Palabra de Dios no te dejaban inmóvil. Ponía luz buena parte de las veces en conversaciones con él, que a su lenguaje firme y a la vez atractivo se concebían lacónicas”.

Desde la misma archidiócesis le han despedido con la bienaventuranza escrita por Mons. Santiago Agrelo, O.F.M.:

Tus sílabas, Jesús, me envuelven como un manto;

la gracia de tu nombre aquieta el desconsuelo de mi llanto.

Abrazo en que naufraga mi andadura,

eres tú;

amor que al mismo tiempo hiere y cura,

eres tú.

Noche resplandeciente más que el día,

eres tú;

sosiego que atraviesas mi agonía,

eres tú…

Ribera eterna, puerto de destino,

donde amarrar mi barca a lo divino,

eres tú…

Si la hallare al final de mi carrera,

la dicha que me espera se llamará Jesús.

 

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