Fallece Alexandre Alapont, el misionero de la lengua nambya
- On 13 de septiembre de 2023
OMPRESS-MOZAMBIQUE (13-09-23) El pasado jueves 7 de septiembre fallecía en Valencia el misionero Alexandre Alapont. El arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, celebraba el viernes por la mañana la misa exequial por el eterno descanso de este sacerdote, miembro del Instituto Español de Misiones Extranjeras y dedicó 50 años de su vida a la misión en Zimbabue.
Alexandre Alapont Ferrandis falleció en la Casa Sacerdotal Betania, en Quart de Poblet, a los 90 años de edad. La misa exequial se ha celebrado en la parroquia Purísima Concepción de Quart de Poblet. Después ha tenido lugar la inhumación en el cementerio general de Valencia. Alexandre Alapont, nacido en la localidad valenciana de Polinyà de Xúquer en 1932, residió con su familia en L’Alcúdia desde los tres años hasta que partió como misionero a África en 1957 tras ser ordenado sacerdote en Valencia un año antes.
Hay que destacar la labor de inculturación de este misionero que publicó la traducción de la Biblia al idioma nambya. Una labor de traducción y adaptación que supuso 29 años de trabajo, de reuniones, de estudio profundo de la lengua, de correcciones y de creación de neologismos. Alapont llegó a Hwange, la capital histórica de la tribu nambya de Zimbabue en 1957 y durante estos 50 años publicó diversos trabajos, preparó la edición del misal, de los leccionarios de la Misa, un libro de oraciones y cánticos, el catecismo que es un resumen del Catecismo de la Iglesia Universal. Uno de sus últimos proyectos fue un libro de fábulas e historias tribales. La labor de inculturación de este misionero se puede equiparar a la de los primeros evangelizadores de América que dieron soporte escrito a muchas lenguas que carecían de él.
Su labor paciente en la evangelización y, también, en esta labor de inculturación, decía haberla aprendido en África: “Actualmente en Zimbabue hay colas en todos los sitios, especialmente en las zonas urbanas. Hay colas interminables de gente que espera por horas y horas para conseguir lo que desean. Y este pueblo espera pacientemente, sin alterarse y a veces hasta riendo y hablando. Yo me quedo admirado al verlo en la cola, y pienso en mi poca paciencia para esperar tanto tiempo”.