El viernes se entregaron los “Premios misioneros”
- On 20 de octubre de 2025
OMPRESS-MADRID (20-10-25) Este viernes, en Madrid y antes del Domund, la Jornada de las Misiones de este Domingo, las Obras Misionales Pontificias hacían entrega de los premios misioneros “Beata Paulina Jaricot” y “Beato Paolo Manna” a una misionera en África y a un teólogo de la misión. Se trata de la cuarta edición de estos galardones.
El premio “Beata Paulina Jaricot”, que tiene el nombre de la fundadora del Domund, distingue a misioneros que hayan destacado especialmente por su entrega. Este 2025, se ha otorgado este premio a la hermana Julia Aguiar, hermana franciscana misionera de la Madre del Divino Pastor, misionera en Benín y médico. Allí dirige el centro de salud Gbémontin (“donde se encuentra la vida”). Su trabajo ha sido esencial para diagnosticar y curar la enfermedad de la Úlcera de Buruli en este país de África, uno de los más pobres del mundo.
“El mismo año en el que llegamos a Benín (1976), llegó una niña con una herida en el brazo y la espalda. Era algo desconocido”, ha recordado la hermana Julia. “Le dijimos a su abuela que se fueran al hospital universitario, pero ella no quiso moverse de allí, así que empezamos a hacer lo que nos pareció mejor”. Tras esa niña, fueron llegando más personas con la misma dolencia, y las hermanas les iban tratando con cirugía y antibióticos, y documentando todos los casos. Pronto dos investigadores de Bélgica y Estados Unidos se interesaron por ese trabajo y la enfermedad, que ya ha sido reconocida a nivel mundial con el nombre de Úlcera de Buruli.
Este trabajo le ha llevado a Jula Aguiar a ser Doctora Honoris Causa por la Universidad de Nápoles. Sin embargo, con gran humildad, ella se alegra sencillamente de “haber sido útil” y de “aliviar el sufrimiento”. “Dentro de tu pobreza, de tu ignorancia… todo es poder compartir la vida con las personas con las que te encuentras”. “La vida del misionero vale la pena”, ha afirmado. Ya desde niña supo que Dios le llamaba a dejarlo todo e ir a África a entregar su vida, y así lo ha hecho en sus casi 50 años en Benín. “Tratamos de llevar el amor que Dios tiene a todas las criaturas, especialmente a los más pobres”.
El premio “Beato Paolo Manna”, tiene el nombre del fundador de la Obra Pontificia encargada de la formación y sensibilización misionera –la Pontificia Unión Misional–. Con este premio, las Obras Misionales Pontificias distinguen a personas o instituciones que se hayan comprometido en España en la sensibilización misionera y su apoyo a los misioneros desde “la retaguardia”. Este 2025, se ha hecho entrega al catedrático de la Facultad de Teología del Norte de España, con sede en Burgos. Sacerdote diocesano de allí, fue enviado a Roma a aprender Misionología. Su aportación teológica ha sido muy importante para entender la identidad misionera de la Iglesia.
“La perspectiva de la misión ilumina toda la Teología, penetra el quehacer de la Iglesia”, ha explicado. Sin embargo, el matiz “ad gentes” no siempre está suficientemente subrayado. “Si todo cristiano tiene que mirar a la realidad con la mirada de Dios, esta es universal. Por ello, no puede haber un cristiano que no tenga esa visión de ‘hasta los confines de la Tierra’ en todo lo que hace: rezar el Rosario, la Eucaristía…”. El padre Eloy Bueno ha definido a los misioneros como “mensaje cristiano hecho biografía”, que “encarnan el Evangelio”, y por ello su testimonio contagia.
Llegado desde Roma, el padre Anh Nhue, secretario general de la Pontificia Unión Misional, ha querido dar la enhorabuena a los premiados de parte de Obras Misionales Pontificias internacional. Vietnamita de nacimiento, ha aprovechado la oportunidad para agradecer a los misioneros -en gran medida españoles-, que llevaron la fe a Vietnam. “Ustedes pueden ver en mi el fruto de los misioneros”, ha afirmado. Ha agradecido a los obispos españoles por la estrecha colaboración con las misiones, y a todos los españoles por el cariño y generosidad con los misioneros. “Espero que el Domund de este domingo sea un momento jubilar para todos”, ha concluido. El obispo auxiliar de Madrid, monseñor Vicente Martín, ha despedido el acto invitando a todos a llevar la esperanza a un mundo lleno de desasosiego. “No es que ‘tengamos’ una misión, sino que ‘somos’ una misión”.
Ambos premiados han recibido un galardón con la figura de un cangrejo que porta una cruz, en una alusión a una conocida anécdota de San Francisco Javier, patrón de las misiones. Él lanzó su crucifijo desde una barca al mar para aplacar una tormenta. Al día siguiente, en la playa, un cangrejo sacó el crucifijo del mar con sus pinzas. Es una imagen que representa la confianza y tenacidad de los misioneros. La entrega de premios ha tenido lugar en el Auditorio del Banco Sabadell, cedido generosamente. También desinteresada ha sido la participación de José Luis Pérez, periodista de TRECE, como presentador del acto.