El que acoge a un migrante, acoge a Cristo
- On 31 de mayo de 2024
OMPRESS-ROMA (31-05-24) Oremos para que los emigrantes que huyen de las guerras o del hambre, obligados a emprender viajes llenos de peligro y violencia, encuentren aceptación y nuevas oportunidades en la vida, es la intención de oración que propone el Papa Francisco para este mes de junio. En el vídeo que acompaña la intención de oración que acompaña la intención de oración, aparecen rostros de sufrimiento, pies que caminan, bolsas llenas con lo poco que se logró sacar de casa, y también gestos de solidaridad, abrazos, proyectos de acogida.
En este vídeo el Papa Francisco anima a orar por tantos que se ven obligados a abandonar sus países y sus hogares: “Queridos hermanos y hermanas quisiera que en este mes oremos por los que huyen de su país. Al drama que viven las personas forzadas a abandonar su tierra huyendo de guerras o de la pobreza, se une muchas veces el sentimiento de desarraigo, de no saber a dónde se pertenece. Además, en algunos países de llegada, los migrantes son vistos con alarma, con miedo. Aparece entonces el fantasma de los muros: muros en la tierra que separan a las familias y muros en el corazón.
Los cristianos no podemos compartir esta mentalidad. El que acoge a un migrante, acoge a Cristo. Debemos promover una cultura social y política que proteja los derechos y la dignidad del migrante. Y que los promueva en sus posibilidades de desarrollo. Y que los integre. A un migrante hay que acompañarlo, promoverlo e integrarlo. Oremos para que los migrantes que huyen de las guerras o del hambre, obligados a viajes llenos de peligro y violencia, encuentren aceptación y nuevas oportunidades en la vida”, concluye el Papa.
El mismo Papa Francisco, en su último mensaje para la jornada mundial del emigrante y el refugiado, comentaba el texto de Mateo “porque tuve hambre y me disteis de comer”. Señalaba cómo estas palabras son una exhortación constante a reconocer en el migrante “no solo un hermano o una hermana en dificultad, sino a Cristo mismo que llama a nuestra puerta”. Por eso, “dondequiera que decidamos construir nuestro futuro, en el país donde hemos nacido o en otro lugar, lo importante es que haya siempre allí una comunidad dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera”.