El misionero Manolo Ogalla, “vivir la alegría del Evangelio en Zimbabwe”
- On 20 de julio de 2018
OMPRESS-CÁDIZ (20-07-18) Desde la delegación de misiones de Cádiz, informan de que el próximo 6 de agosto Manuel Ogalla, misionero claretiano, volverá a su casa en Harare, Zimbabwe. Deja el recuerdo de sus vivencias compartidas el pasado 14 de julio en la Misa en la Parroquia de san Lorenzo en Cádiz y en la charla misionera que hubo después. Como señalan desde la delegación, “es sorprendente que, un joven como él, tuviese tan clara su misión. Se ordenó en el 2011 y ya en el 2012 tomó el rumbo hacia África. Desde entonces está al servicio de sus hermanos africanos, de los que no deja de aprender. 6 años entregando su vida”.
En una carta Manuel explicaba que, “después de algo más de dos años sin volver por estas tierras gaditanas en esta ocasión he tenido la suerte de poder venir de vacaciones en este tiempo tan veraniego y propicio para descansar y estar con la familia y amigos”.
“Estos dos últimos años han sido muy intensos por Zimbabwe. En medio de una inflación de órdago que sigue desolando económicamente el país la gente, luchadora y trabajadora, no paran de hacer malabarismos para tirar con sus familias y vencer las adversidades. Además, la situación política se volvió más convulsa si cabe cuando el pasado mes de noviembre vivimos un golpe de estado (sin duda elegante y pacífico, pero no deja por ello de ser un asalto militar) por el que se consiguió quitar del poder a un dictador que llevaba 37 años liderando o mal logrando nuestro país. Aunque las lluvias han sido generosas este año y los pequeños agricultores (principal fuente económica del país) han podido trabajar sus campos, las grandes empresas siguen manteniendo precios irrisorios para la venta del algodón y el maíz por lo que la economía familiar no deja de ser famélica”.
En este contexto del Zimbabwe rural es donde vivimos la alegría del Evangelio los Misioneros Claretianos que allí hemos sido felizmente enviados. Y es en este contexto donde intentamos, con la mayor entrega posible, compartir el día a día de la gente sencilla, acompañar la vida de las comunidades de base, transmitir la Buena Nueva del Reino que libera y colma de sentido… Es en este contexto donde intentamos canalizar la generosidad y los esfuerzos de tantos amigos y amigas que desde esta parte del mundo vuelcan su generosidad para hacer la vida un poco más fácil a los demás. Así en estos dos años pasados más de 15 chicos y chicas de la misión han podido terminar sus estudios universitarios, muchos huérfanos siguen siendo escolarizados a través del proyecto Karikoga, 9 nuevos pozos se han construido en los cauces de los dos ríos principales que abrazan nuestra misión… y sobre todo, un nuevo colegio de primaria, St. Claret Chiutsi Primary, ha abierto sus puertas intentando dar respuesta a la demanda del pueblo humilde de recibir educación de calidad para todos. Muchas acciones que son pequeños granitos de arena para hacer de este mundo un hogar habitable. Muchas acciones que son fruto de la oración constante que nos sostiene y la ayuda generosa de tantos y tantas que optan por la solidaridad como un modo de vida”.