El misionero de las serpientes
- On 21 de noviembre de 2023
OMPRESS-CANADÁ (21-11-23) Emmanuel Lapointe es un misionero marista canadiense que ha pasado 60 años en África. “Me entregué de todo corazón a la causa de educar a la persona en su totalidad, intelectual, física y espiritualmente”, contaba él mismo en una ocasión, y para ello ser sirvió de todos los medios, incluso de las serpientes.
Un hermano suyo de congregación también misionero, René Mailloux, recordaba a Emmanuel Lapointe en “La Barque de Pierre”, la revista de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol en Canadá, dedicada a las vocaciones en los territorios de misión. He aquí la semblanza del “misionero de las serpientes”:
“En el Génesis, la serpiente se presenta como un demonio tentador. En Hechos capítulo 28, la gente pensó que Pablo debía ser un gran pecador cuando una serpiente lo atacó. Se consideró un milagro que no muriera. En África, cuando la gente ve una serpiente, recogen piedras y la apedrean. Una amiga africana casi se horrorizó cuando le dije que hablaría de serpientes en mi artículo para La Barque de Pierre.
Mi colega, Emmanuel Lapointe, vivió 60 años en África. Fue principalmente profesor, pero participó en muchas otras actividades como es habitual entre los misioneros. Su especialidad era atrapar serpientes, meterlas en jaulas y ocasionalmente venderlas a un parque que las utilizaba en la producción de sueros para curar a quienes habían sufrido una mordedura grave. Los precios de las serpientes se fijaban en función de su tamaño y veneno. Cuanto más grande y venenosa era la serpiente, mayor sería el precio. Con estos ingresos, Emmanuel construyó algunas canchas deportivas en las diferentes escuelas donde trabajaba. Por supuesto, había estudiado las diferentes especies de serpientes, su morfología y las técnicas adecuadas para capturar cada especie. Buscaba a estos reptiles escondidos en los techos de paja de las chozas y en muchos otros lugares donde los lugareños los evitaban.
Intentaba educar, enseñando qué serpientes eran las más peligrosas y cuáles eran inofensivas. Varias personas vinieron a visitar sus jaulas de serpientes. A veces, como enfermero, tuve que tratar a personas mordidas por serpientes. Cuando preguntaba qué tipo de serpiente era, normalmente solo me decían que era muy grande. Después de las lecciones de Emmanuel, a veces lograba obtener respuestas más útiles. Un misionero es una persona que puede participar en muchas actividades diferentes. Lo importante es que tenga en su cabeza y en su corazón lo que es bueno para los hijos de Dios con quienes trabaja. Además de ser un misionero comprometido, el hermano Emmanuel es un ambientalista. Al evitar que se mataran muchas serpientes, trabajó para conservar la biodiversidad necesaria para mantener el equilibrio en la naturaleza. Las serpientes nos salvan de muchos pequeños roedores que atacan nuestros cultivos”.