El Mediterráneo debe ser un mensaje de esperanza

El Mediterráneo debe ser un mensaje de esperanza

  • On 27 de septiembre de 2023

OMPRESS-ROMA (27-09-23) El Papa Francisco ha recordado hoy miércoles, en la Audiencia General, su reciente viaje a Marsella, con motivo de los “encuentros del Mediterráneo”. Las aguas de este mar han unido continentes, civilizaciones y religiones. El Papa ha deseado que sea un mosaico de civilización y de esperanza.

“Este es el sueño, este es el desafío: que el Mediterráneo recupere su vocación, la de ser laboratorio de civilización y de paz”, decía al Papa a los fieles reunidos hoy en la Plaza de San Pedro. “El mar Mediterráneo es lo más opuesto que existe al choque de civilizaciones, a la guerra, a la trata de personas. Es exactamente lo contrario, porque el Mediterráneo conecta África, Asia y Europa; el norte y el sur, el este y el oeste; pueblos y culturas, pueblos y lenguas, filosofías y religiones”. Y aunque es cierto que el mar siempre es de alguna manera un abismo, “sus aguas guardan tesoros de vida, sus olas y sus vientos arrastran embarcaciones de todo tipo”. Recordó que “desde su orilla oriental, hace dos mil años, partió el Evangelio de Jesucristo”.

El Papa Francisco ha explicado que la reunión de Marsella es continuación de las celebradas en Bari en 2020 y en Florencia el año pasado. Son un paso adelante que responde “al llamamiento lanzado por San Pablo VI en su encíclica Populorum Progressio, para promover ‘un mundo más humano para todos, un mundo en el que cada uno tenga algo que dar y recibir, sin que el progreso de algunos constituya un obstáculo para el desarrollo de los demás’”.

“El Mediterráneo debe ser un mensaje de esperanza”, señalaba el Papa. “Necesitamos devolver la esperanza a nuestras sociedades europeas, especialmente a las nuevas generaciones”, sociedades, “tantas veces hartas del individualismo, del consumismo y de las evasiones vacías, necesitan abrirse, oxigenar el alma y el espíritu, y entonces podrán ver la crisis como una oportunidad y afrontarla de manera positiva”. Pidió, finalmente, a Nuestra Señora de la Garde, la advocación mariana de los marselleses, que el Mediterráneo sea “un mosaico de civilización y de esperanza”.

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