El lecho de un enfermo, “lugar sagrado” de salvación y redención.
- On 7 de abril de 2025
OMPRESS-ROMA (7-04-25) Ayer, al final de la Santa Misa por el Jubileo de los Enfermos presidida por Monseñor Rino Fisichella, el Papa Francisco apareció por sorpresa en la Plaza de San Pedro para saludar a los fieles presentes. Un gesto de cercanía que despertó gran entusiasmo entre los peregrinos, muchos de los cuales no esperaban ver al Santo Padre. El Papa, en silla de ruedas, subió al altar y dirigió un breve saludo a los presentes: “Feliz domingo a todos, muchas gracias”.
En la Misa, Monseñor Fisichella leyó la homilía preparada por el Papa Francisco para este Jubileo de los Enfermos y del mundo de la Sanidad, que le toca a él personalmente quizá más que cualquier otro, dadas las semanas pasadas en el hospital. En ella el Papa recordaba las lecturas y el Evangelio, señalando que la liturgia invitaba a renovar “la confianza en Dios, que está siempre presente, cerca de nosotros, para salvarnos. No hay exilio, ni violencia, ni pecado, ni alguna realidad de la vida que pueda impedirle estar ante nuestra puerta y llamar, dispuesto a entrar apenas se lo permitamos. Es más, especialmente cuando las pruebas se hacen más duras, su gracia y su amor nos abrazan con más fuerza para realzarnos”.
La enfermedad nos hace sentir nuestra fragilidad, pero “Dios no nos deja solos y, si nos abandonamos en Él, precisamente allí donde nuestras fuerzas decaen, podemos experimentar el consuelo de su presencia. Él mismo, hecho hombre, quiso compartir en todo nuestra debilidad y sabe muy bien qué es el sufrimiento. Por eso a Él le podemos presentar y confiar nuestro dolor, seguros de encontrar compasión, cercanía y ternura”. Además el Señor, “en su amor confiado, quiere comprometernos para que también nosotros podamos ser ‘ángeles’ los unos para los otros, mensajeros de su presencia, hasta el punto que muchas veces, sea para quien sufre, sea para quien asiste, el lecho de un enfermo se puede transformar en un ‘lugar sagrado’ de salvación y redención”.
Recordó también al Papa Benedicto XVI, “que nos dio un hermoso testimonio de serenidad en el tiempo de su enfermedad”, y que escribió “que «la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento» y que «una sociedad que no logra aceptar a los que sufren […] es una sociedad cruel e inhumana». Es verdad, afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos y compartir el dolor es una etapa importante de todo camino hacia la santidad”.
Desde las Obras Misionales Pontificias recuerdan una iniciativa para dar pasos activamente en ese “camino hacia la santidad”, y “transformar en un ‘lugar sagrado’ de salvación y redención” el lecho del enfermo. Se trata de “Enfermos misioneros”, un apostolado de y para quienes sienten que Dios está cerca de su fragilidad.