El gobierno chino y su código de conducta de la evangelización por internet
- On 21 de octubre de 2025
OMPRESS-CHINA (21-10-25) Acaba de hacerse público el “Código de Conducta para el Clero Religioso en Internet” que ha promulgado la Administración Estatal de Asuntos Religiosos de China. Solo se puede formar y educar religiosamente a través de las webs y aplicaciones legalmente aprobadas por este organismo.
Se trata de un código que se ha publicado en la web chinacatholic.cn, compuesto por 18 artículos, que regula el comportamiento del clero religioso a través de Internet y que afecta a todas las denominaciones religiosas “aprobadas”. Aclara que el clero debe amar a la patria, defender el liderazgo del Partido Comunista de China, defender el sistema socialista y acatar las leyes, reglamentos y disposiciones nacionales que rigen los asuntos religiosos. También aclara que el clero religioso solo puede predicar o impartir educación y formación religiosa online a través de sitios web, aplicaciones y foros establecidos y legalmente por grupos religiosos, escuelas religiosas, templos, monasterios e iglesias que hayan obtenido una “Licencia de Servicios de Información Religiosa en Internet”. Asimismo, deja claro que el clero religioso tiene prohibido utilizar internet para promocionarse, apoyar o participar en actividades de infiltración religiosa extranjera, difundir el extremismo religioso, promover cultos heréticos, participar en prácticas no convencionales o utilizar su religión para amasar riquezas. Debe “mantener la armonía religiosa, la armonía social y la armonía étnica”.
Una armonía que exige que el personal religioso no produzca, copie, almacene, publique o difunda “contenido que incite a la subversión del poder estatal, se oponga al liderazgo del Partido Comunista de China, socave el sistema socialista, la unidad nacional, la unidad étnica y la estabilidad social, o interfiera con la implementación de los sistemas de gestión judicial, educativa, matrimonial y social del Estado”.
Otro punto, recogido en el artículo 10, impone que “no difundirán ideas religiosas ni inducirán creencias religiosas a menores a través de Internet, ni organizarán a menores para que participen en educación y formación religiosa, campamentos de verano (invierno), etc., ni organizarán u obligarán a menores a participar en actividades religiosas”.
Todo esto hace que esté prohibido, a no ser a través de las páginas aprobadas a las que antes se hacía referencia, predicar “a través de transmisiones en vivo, vídeos cortos, reuniones en línea, grupos de WeChat, etc.; no se organizará ni participará en actividades religiosas en línea como ceremonias, cultos y misas, así como rituales religiosos como quemar incienso, ofrendas a Buda, recitar escrituras, recibir preceptos y bautismo; y no se realizará aprendizaje y capacitación en línea con connotaciones o contenido religioso como ‘meditación’, ‘purificación’ y ‘curación’”.
En caso de violar las disposiciones del Código las autoridades darán un límite de tiempo para corregir las “deficiencias”, antes de proceder a suspender sus actividades religiosas o cancelar su estatus de clérigos religiosos, “y responsabilizará a las personas a cargo de los grupos religiosos, escuelas religiosas o lugares de actividad religiosa pertinentes”. Una regulación que recuerda que sus disposiciones se extienden también al clero religioso de Hong Kong, Macao y Taiwán, así como el clero religioso extranjero.
En el libro-entrevista de Elise Anne Allen, “León XIV, ciudadano del mundo”, publicado en julio, el Papa hablaba sobre la controvertida relación de la Santa Sede con China. Decía que estaba en diálogo con los católicos chinos perseguidos y que estaba sopesando de la política de la Santa Sede hacia Pekín. “Yo diría que, a corto plazo, continuaré la política que la Santa Sede ha seguido durante algunos años. De ninguna manera pretendo ser más sabio o más experimentado que todos los que me han precedido”, señalaba. Reconocía, no obstante, que “estoy tratando de obtener una comprensión más clara de cómo la Iglesia puede continuar su misión, respetando tanto la cultura como los problemas políticos que, sin duda, tienen una gran importancia, pero también respetando a un grupo significativo de católicos chinos que, durante muchos años, han vivido algún tipo de opresión o de dificultad para experimentar su fe libremente y sin elegir bandos”.