El don de la paz para la amada tierra de Myanmar
- On 5 de octubre de 2021
OMPRESS-ROMA (5-10-21) Mons. Lucius Hre Kung, obispo de Hakha, en Myanmar, ha agradecido las palabras del Papa en el ángelus de este Domingo, pidiendo la paz para este país marcado por la violencia y el dolor, en el que más de mil personas han perdido la vida. El Papa Francisco, tras mostrar su tristeza por la violencia carcelaria en Ecuador, tenía palabras para la situación de Myanmar: “Deseo implorar nuevamente a Dios el don de la paz para la amada tierra de Myanmar: para que las manos de cuantos la habitan no deban enjugar más lágrimas de dolor y de muerte, sino que puedan estrecharse a fin de superar las dificultades y trabajar juntas para traer la paz”.
Desde Hakha, una de las diócesis ayudadas por las Obras Misionales Pontificias a través de la campaña del Domund, Mons. Lucius Hre Kung ha agradecido al Papa este llamamiento a la paz. “Es un mensaje de consuelo para mi país actualmente marcado por el dolor y la calamidad”, declaraba a SIR, la agencia de noticias de la Conferencia Episcopal Italiana. “Su preocupación y cercanía no solo consuelan al pequeño rebaño de este país sino que es un verdadero consuelo para todos los hombres y mujeres de esta tierra”, añadía.
En la diócesis de Mons. Kung, los militares de la junta birmana han atacado iglesias católicas y protestantes. “Son verdaderamente lágrimas de dolor y muerte en todo el país, como dijo el Santo Padre”, comenta el obispo de Hakha. “La gente abandona sus hogares por miedo a la guerra y huye a lugares seguros. Lo que más me importa en este momento es que se restablezca lo antes posible una paz duradera mediante la intervención diplomática de la comunidad internacional”. Aunque los líderes mundiales, incluido el Papa Francisco, han pedido el fin de la violencia y la búsqueda de la paz, la junta militar no ha dado oportunidad a una salida sin violencia. Según datos de la agencia de noticias católica UCANews, al menos 1.114 personas han perdido la vida y más de 8.000 personas han sido detenidas desde el 1 de febrero, día en que se produjo el golpe de Estado que llevó a la junta militar al poder.
Son principalmente los habitantes de las regiones étnicas, incluidas las zonas predominantemente cristianas de los estados de Chin, Kayah, Kachin y Karen, los que soportan la peor parte del conflicto. Según un informe de Naciones Unidas del 2 de octubre, la violencia desencadenada por el golpe ha obligado a más de 240.000 personas a abandonar sus hogares, desencadenando una crisis humanitaria en el país. El informe indica que al menos 12.000 personas han sido desplazadas del estado de Chin, 142.000 del estado de Kayah, 63.000 en Sagaing, 12.000 en la región de Magwe y 13.380 en el estado de Shan.
Como manifestaba Mons. Kung: “Después de ocho meses de caos en el país, nuestra población pronto se enfrentará a la escasez de alimentos y medicinas, como ya está ocurriendo en algunos lugares”. Por eso, “quisiera muchas gracias al Santo Padre ya la comunidad católica del mundo por la solidaridad y la cercanía mostradas en la oración y en el espíritu. En la fiesta de San Francisco, patrón de la paz, recordamos de manera especial a nuestro amado Papa Francisco. ¡Viva nuestro Papa! ¡San Francisco, ruega por nosotros!”.