El Domund que ayuda a todas las diócesis misioneras a la vez
- On 10 de octubre de 2024
OMPRESS-OSMA-SORIA (10-10-24) Mons. Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria, escribe a los sorianos, recordándoles la cita con la misión de este próximo 20 de octubre, día del Domund, y animándoles a rezar por la misión y los misioneros, sobre todo los sorianos, que un día lo dejaron todo para ir más allá de su tierra.
“Id e invitad a todos al banquete. Con este lema, inspirado en la parábola del banquete de bodas (Mt 22, 1-14), el Papa Francisco quiere hacernos reflexionar en la celebración del Domund que tendrá lugar el próximo 20 de octubre. Se trata de un lema precioso que nos ayuda a entender que todos estamos llamados al apostolado, es decir, a ser discípulos misioneros. Pero, por otro lado, también nos ayuda a descubrir la razón de la existencia de la Iglesia: invitar a los demás a llegar a disfrutar de ese banquete magnífico que Dios nos tiene preparado.
El Papa ha escrito un mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones donde explica precisamente esta parábola evangélica del banquete nupcial. El Santo Padre se fijó en varios aspectos que son esenciales para la evangelización:
• Id e invitad: Con estos dos verbos se expresa el núcleo misionero. La misión es un incansable ir hacia todos para propiciar el encuentro con Cristo. El Señor siempre está en salida, dispuesto a encontrarse con toda criatura para ofrecerle todo su amor. Por eso Jesús da un mandato evangélico a sus discípulos: “Id a todo el mundo y proclamad el evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15). Este es el encargo de Jesús, la misión que deja confiada a los apóstoles y, a través de ellos, a toda la comunidad cristiana: salir a anunciar el Evangelio. Porque todos los bautizados estamos llamados a participar en esta misión universal con nuestra palabra y nuestro testimonio en nuestros propios ámbitos: en la familia, en el trabajo, en los momentos de diversión…
• Al banquete: El banquete al que hace referencia el pasaje bíblico es imagen de la salvación final en el reino de Dios. Jesús invita a todos al banquete divino, en el que en comunión con Dios y con los demás, reinarán el gozo, la unidad, la justicia, la fraternidad y el amor. El Concilio Vaticano II, en el Decreto “Sobre la actividad misionera de la Iglesia”, nos recordaba que el compromiso misionero hace referencia al más allá: “Es pues, necesario predicar el Evangelio a todas las gentes antes de que venga el Señor”. Frente a los “banquetes” basados en el consumismo, el bienestar personal y el individualismo, el Evangelio llama a todos al banquete divino donde reinen la fraternidad y la solidaridad, banquete anticipado ya aquí en este mundo. Esta plenitud de vida, ya se es participada en el banquete de la Eucaristía. Por eso, este año 2024 preparatorio para el próximo Jubileo de 2025 está especialmente dedicado a la participación en la Eucaristía y a la oración por la misión evangelizadora. Nuestra participación en la misa y la oración diaria hace de nosotros peregrinos y misioneros en camino hacia el Reino de Dios.
• A todos: En la parábola, los destinatarios de la invitación son todos, sin excluir a nadie. En este mundo lleno de conflictos bélicos, de desencuentros y de corazones heridos, el Evangelio de Cristo es esa voz dulce, ese bálsamo reparador que llama a las personas al encuentro, al perdón y a reconocerse hermanos. Por eso no podemos olvidar en nuestra actividad misionera que estamos enviados a anunciar el Evangelio a todos “no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable” (Evangelii gaudium, 14). La misión universal requiere el compromiso de todos, por eso es necesario continuar el camino hacia una Iglesia completamente sinodal y misionera, nos dice el Papa.
El Domund es el día en el que toda la Iglesia reza por la causa misionera y organiza una colecta para cooperar en esa labor evangelizadora. Con lo recaudado en este día se sostiene la presencia de la Iglesia en los 1.127 territorios de Misión, ayudando a todas las diócesis misioneras a la vez. Nuestra colaboración puede ser de tres tipos: personal, por medio de los voluntarios que ofrecen su tiempo y sus desvelos; espiritual, a través de la oración y también económica, para que la Iglesia pueda contar con los recursos necesarios para seguir adelante su misión.
Desde aquí quiero dar gracias a todos los que estáis implicados, de una manera u otra, con la gran labor evangelizadora que realiza la Iglesia. Aprovecho esta ocasión, por supuesto, para agradecer la labor incansable que los misioneros sorianos, en respuesta a esa llamada que Dios hace, están llevando a cabo en otros lugares más allá de nuestras tierras sorianas. Sigamos pidiendo al Señor que envíe abundantes y santas vocaciones dedicadas a llevar el mensaje de Cristo a los demás.
Queridos diocesanos, que María, presente en el primer milagro de Jesús en el banquete de las bodas de Caná de Galilea, nos acompañe en este caminar hacia el otro banquete nupcial que Dios nos tiene preparado. Que Ella interceda por la misión evangelizadora de todos nosotros”.