El Domund con la Iglesia sufriente de Mozambique
- On 6 de octubre de 2022
OMPRESS-MOZAMBIQUE (6-10-22) En estos últimos cinco años, cerca de un millón de personas han tenido que abandonar sus hogares en Mozambique, por la violencia extrema que sufre el norte del país. El Domund este año ha estado de nuevo junto a la Iglesia mozambiqueña con medio millón de euros, fruto de la generosidad de miles de católicos con la misión.
La situación humanitaria en Mozambique ha seguido deteriorándose, con un aumento, según Naciones Unidas, de un 20% en el número de desplazados durante el 2022. Lo que comenzó en la provincia norteña de Cabo Delgado se ha extendido a la vecina de Nampula, como atestiguó el asesinato de la misionera comboniana Maria De Coppi en su misión de Chipene, el pasado 6 de septiembre.
El Domund ha estado en estos años al lado de la Iglesia de Mozambique enviando recursos, recursos que no son sino la manifestación del amor a las misiones y a los misioneros de miles de católicos de España y de todo el mundo. Este año se aprobó en la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias en Lyon – reunida de manera extraordinaria allí por la beatificación de la fundadora del Domund, Paulina Jaricot – el envío de 499.750 dólares a Mozambique.
Como siempre todo lo recaudado en el mundo se divide en dos partes. Subsidios ordinarios y extraordinarios. Los ordinarios no son otra cosa que dividir los donativos a la misión entre 1.117 territorios, que son las Iglesias jóvenes, los territorios de misión. En Mozambique son 12, y estos subsidios ordinarios han sumado 381.000 dólares, más del 75% del total. Con estos fondos las 12 diócesis mozambiqueñas afrontan el día a día en uno de los países más pobres del mundo. Por su parte, los extraordinarios, la otra mitad, se destinan, a reconstrucciones urgentes, renovaciones o nuevas iniciativas. El hecho de que en Mozambique estos subsidios extraordinarios sean menos del 25% muestra la precaria situación del país, en el que no se piensa en afrontar ni la rehabilitación de instalaciones ni nuevas iniciativas, a la espera de que la situación mejore.
Todo ello a pesar de que todavía se afrontan las consecuencias de las violencias de hace décadas. En la diócesis de Tete, al este del país, con ayuda del Domund se ha comenzado la reconstrucción de la antigua casa de las hermanas en la misión de Uncanha, en la frontera con Zambia. La misión fue destruida en la guerra civil, en 1970, cuando también fueron expulsadas las misioneras. Pasaron casi cincuenta años, en el 2017, hasta que pudo volver una nueva comunidad de religiosas.
Pero el Domund, las Obras Misionales Pontificias no son, como decía el Papa Francisco en un mensaje a las mismas, “una ONG dedicada a la recaudación y a la asignación de fondos”. Es poner en común la generosidad de todos al servicio de la Iglesia misionera. Por ello, aunque parezca increíble, los católicos del sexto país más pobre del mundo aportaron el año pasado 5.955,26 dólares en sus ofrendas al Domund. El obispo de Nampula, la diócesis donde fue asesinada la hermana Maria de Coppi, el misionero español Alberto Vera Aréjula, en una entrevista concedida a las Obras Misionales Pontificias, pedía que rezaran “para que se vaya el miedo de todos… Recen también para que nos dejemos llevar por el Espíritu Santo, por la fuerza de Dios, y que sepamos servir a este pueblo que está muy necesitado de todo”.