El Domund “cambia el mundo” al lado de los misioneros capuchinos en Aguarico, en la Amazonia ecuatoriana

  • On 5 de octubre de 2018

OMPRESS-ECUADOR (05-10-18) Los hermanos capuchinos del Vicariato de Aguarico, en la Amazonia ecuatoriana, son de los que “cambian el mundo”. Son un ejemplo hecho vida del lema del DOMUND del próximo 21 de octubre, el día de las misiones… “cambia el mundo”. No con revoluciones ni violencias ni odios. La forma de hacerlo la explicaba uno de los misioneros capuchinos presente en estas selvas amazónicas, el navarro Juan Carlos Andueza: “Podemos aprender, compartir, traspasar, conversar, respetar, acoger, comprender, confiar…”.

Los misioneros capuchinos llegaron de Navarra a estas tierras en 1954, cuando se les confió esta zona bañada por el río Aguarico y se creó el Vicariato Apostólico. Desde el primer momento se dedicaron de lleno a la misión, arriesgándolo todo. La prueba es el asesinato de Mons. Alejandro Labaka, el mismo vicario apostólico, y de la religiosa Inés Arango. Volcaron todo su amor misionero en los indígenas. Les ayudaron en la organización social de las comunas indígenas, a aclarar la posesión comunitaria de sus territorios, ayudaron a mantener vivas sus lenguas, con publicaciones y la educación… Crearon asociaciones de promotores de salud y botiquines comunitarios e incluso crearon un Centro de Investigaciones Culturales de la Amazonia Ecuatoriana, donde se cuenta con una colección arqueológica única.

Por todo esto, cada año, las Obras Misionales Pontificias – y la jornada del DOMUND que ellas promueven – no faltan a la cita. Gracias a la generosidad de tantos fieles este año se han enviado 45.000 dólares para el mantenimiento del Vicariato y su labor pastoral y social. Desde 1954, año tras año, ininterrumpidamente y durante 64 años, el DOMUND se ha puesto al lado de estos hermanos y hermanas capuchinos, verdaderos ejemplos del “cambia el mundo”.

Este año además se han podido enviar otros 15.000 dólares adicionales para reconstruir la residencia misionera de los hermanos capuchinos de Nuevo Rocafuerte, en el límite oriental de Ecuador. Es una remota población, en medio de la selva y a orillas de otro río, el Napo, y a una distancia de 12 horas de navegación por ríos de Coca, el núcleo de población más importante del vicariato. La comunidad religiosa se encarga de todo el trabajo pastoral, fundamentalmente en lengua kichwa.

La casa en la que habitan es de madera y está muy deteriorada por el paso del tiempo, las condiciones climáticas y las termitas. Es una casa entrañable la casa que acogió a los primeros misioneros allá en 1954, el padre Miguel de Huarte y el hermano Antonio de Alsasua.

 

Comparte esta noticia en: